La actividad de la construcción se ralentiza en la provincia. A pesar de los buenos datos cosechados en enero y febrero, el número de nuevas viviendas iniciadas ha ido disminuyendo a medida que avanzaban los meses, hasta el punto de que el primer semestre del año se cerró con una caída del 13,5% sobre las cifras de 2016. Así lo muestran los últimos datos del Colegio Oficial de Aparejadores de Alicante, que cifran en 2.544 el número de visados concedidos para la puesta en marcha de nuevas casas en la provincia durante el citado periodo, frente a los 2.938 que se registraron en el ejercicio anterior.
Una caída que contrasta con el incremento continuado que había registrado el sector desde el año 2012 y que el presidente del Colegio, Martín Pomares, confía en que se corrija en lo que queda de año, para finalizar con un leve retroceso del -4%. Entre otras cosas, porque este descenso de la actividad tendría poco que ver con la evolución de la demanda de vivienda en la zona -que sigue al alza, tanto en el caso de los pisos de obra nueva, como las casas de segunda mano- y se debería a factores de tipo coyuntural.
En concreto, según el presidente de la Asociación de Promotores de Alicante (Provia), Antonio Fernández, es el atasco administrativo que se vive en muchos municipios de la provincia a la hora de conceder las licencias, por una parte, y la falta de suelo disponible en ubicaciones «premium» -que son las que ahora se demandan-, por la otra, lo que han llevado a que los empresarios hayan puesto en marcha menos proyectos.
«Hay cientos de viviendas paralizadas en los ayuntamientos. El otro día en una junta contamos más de 800 sólo con los empresarios que estábamos allí. Parece que la reactivación del sector les ha cogido por sorpresa, cuando habían reducido personal, y el atasco es de órdago», asegura Fernández. Una situación que también corrobora el presidente de los aparejadores: «en los años del boom hasta se podía entender, pero en estos momentos no tienen mucho sentido estos retrasos». Unas demoras que llegan a superar los ocho meses en más de uno de esos consistorios, según Provia.
Escasez de terrenos
Por otro lado, los promotores señalan las dificultades para conseguir suelo en aquellas zonas con mayor demanda ya que, a diferencia de lo que ocurría antes del estallido de la burbuja, los compradores actuales -en gran parte extranjeros de un nivel adquisitivo medio-alto- son «más selectivos» y ya no aceptan determinadas ubicaciones demasiado alejadas de la costa o en emplazamientos que no están consolidados, lo que limita las opciones. A ello hay que sumar, según Martín Pomares, que muchos propietarios de solares los compraron a un coste demasiado elevado para rentabilizarlos con el precio actual al que se pagan las casas.
El portavoz de los aparejadores señala, además, un tercer factor para explicar esta ralentización de los visados: la falta de certidumbre sobre la situación política. «Todavía se percibe cierta inestabilidad en el Gobierno y el dinero es muy asustadizo», asegura.
En cualquier caso, tanto los empresarios como los aparejadores confían en que se trate de una bajada puntual y que en los próximos meses la situación vuelva a la normalidad y se recupere la senda del crecimiento. Eso sí, también advierten de que los incrementos de años anteriores serán difíciles de repetir ya que los porcentajes espectaculares que se daban -en 2015 la edificación aumentó un 48%- también se debían al nivel tan bajo del que partía la estadística.
Por municipios
En cuanto a los datos por municipios, de nuevo vuelve a ser Orihuela la ciudad donde más viviendas se pusieron en marcha en el primer semestre del año, con 454. Le sigue Alicante, donde se visaron 257 inmuebles; y Pilar de la Horadada, con 237. También destacan las cifras de Finestrat, con 162 viviendas visadas, Elche y Guardamar, con 151 cada una; Torrevieja, con otras 148; y La Vila, con 146.
