El crédito fluye de nuevo hacia las empresas y los particulares de la provincia hasta tal punto que, por primera vez en cuatro años, el importe de la nueva financiación concedida es superior a la que se cancela, de acuerdo con los últimos datos oficiales del Banco de España. En concreto, al cierre el pasado mes de junio el saldo vivo -la cantidad pendiente de devolver- de los préstamos al sector privado vigentes en Alicante alcanzaba los 44.997 millones de euros, lo que supone 1.622 millones más que en el mismo periodo del año pasado.

Un aumento del 3,7% en tasa interanual que contrasta con el retroceso del 2,7% que aún se registra a nivel nacional y que supone un signo más de que la recuperación empieza a asentarse. «Lo que indican estos datos es que vuelve a haber confianza, que las empresas detectan la existencia de oportunidades y quieren poner nuevos proyectos en marcha o ampliar sus negocios y que, además, la banca los avala», asegura el director de Estudios de Ineca, Francisco Llopis.

De hecho, como ya informó este diario, la mayoría de las entidades han elevado sus presupuestos para este año en la provincia al constatar un incremento de la demanda solvente de crédito. Entre ellos, la que mayor cuota de mercado tiene en la zona, el Banco Sabadell, que espera prestar a las firmas alicantinas hasta un 7% más dinero que el año pasado al comprobar que las empresas ya no sólo quieren fondos para financiar su circulante, sino que tienen proyectos importantes en cartera.

Una alegría que también se observa entre los particulares, por ejemplo, a través del negocio hipotecario. Sólo en los primero cuatro meses del año los bancos han destinado más de 750 millones de euros a financiar la compra de viviendas, locales o terrenos, 200 millones más que en el mismo periodo de 2016.

Eso sí, quizá el único elemento de preocupación es que esta recuperación del crédito se produce cuando los alicantinos aún arrastran un nivel de deuda más que considerable de la anterior etapa de bonanza, sobre todo si se compara con los ahorros que tienen guardados. Así, la provincia presenta uno de los saldos bancarios más negativos de todo el país, ya que los alicantinos deben a los bancos 13.677 millones más de los que tienen depositados en sus cuentas corrientes. Un decalaje de más del 30% entre préstamos y ahorros muy superior al 6% de la media nacional.

Reducción de la deuda

Una diferencia que se explica por el hecho de que las compañías y particulares de la provincia no han logrado reducir su deuda durante la crisis en la misma proporción que en el resto del país. En concreto, mientras en toda España el saldo crediticio pendiente se recortaba en más de un 32% entre 2008 y 2017, los alicantinos sólo eran capaces de devolver a los bancos el 20% de su deuda.

A ello hay que sumar que el volumen de depósitos se mantuvo prácticamente estable en el conjunto del país, gracias a que las familias y las empresas compensaron sus menores ingresos con un mayor porcentaje de ahorro, mientras que en Alicante se redujo notablemente, en más de 6.000 millones de euros.

Por fortuna, también este último indicador ha empezado a darse la vuelta y en el último año el volumen total de fondos que los alicantinos tienen en el banco ha aumentado desde los 29.633 hasta los 31.320 millones de euros.

En cualquier caso, esta diferencia tan abultada entre los préstamos pendientes de pago y el volumen de ahorro indica que la provincia tiene un déficit de finanaciación propia y que requiere de la llegada de capitales externos para mantener su actividad, tal y como apuntan desde Ineca. En este sentido, Francisco Llopis señala que, mientras en el conjunto del país la llegada de divisas a través de la exportación ha sido uno de los factores que ha permitido a las empresas rebajar su endeudamiento en los últimos años, en Alicante el peso del sector exterior no ha sido igual de relevante.