Este aficionado al surf que se reconoce abiertamente socialista, luce corbata de Gucci y el Rolex en la muñeca, se sienta en la junta directiva de la asociación de las grandes empresas autonómicas (AVE) o hasta 2011 en el Consejo de Administración de la extinta Caja Mediterráneo, donde jamás ocultó, entre los centenares de tatuajes que decoran su cuerpo, el del Che Guevara, el icono revolucionario por excelencia. Con un ojo en el negocio y otro en labores sociales, hasta ganó un goya en 2016oya por el documental solidario «Sueños de sal».

¿Dónde tiene el goya

Pues le reservé un lugar destacado en mi casa, pero resulta que por lo general nunca está allí. Mucha gente de Novelda me lo pide para exhibirlo hasta en bautizos y comuniones, e incluso se lo van pasando de un comercio a otro para tenerlo durante unos días. Lo he llegado a ver en una carnicería, entre el embutido y los trozos de carne. Hasta lo han sacado en las fiestas. Ha dado ya muchas vueltas desde el mismo día que nos lo dieron. En la noche de la celebración nos lo robaron en una discoteca. Hubo que encender las luces hasta que apareció.

¿Ha seguido las informaciones sobre el delicado estado de representación de la patronal de Alicante o la conversión en autonómica de la valenciana?

El empresario alicantino tiene que subirse a la ola de los tiempos, comenzar a vaticinar el futuro, que creo que es lo que nos falta en Alicante. Tenemos buenas intenciones, pero nos hemos quedado estancados. Ha habido una generación en la que yo he visto una evolución muy escasa. Hemos avanzado muchísimo en sectores como el calzado, pero nos ha faltado esa revolución. Lo veo igual para el turismo, a pesar del éxito de Benidorm y de otros destinos, pero quizá los hoteles siguen con la misma fórmula. A lo mejor debería potenciarse una evolución hacia el turismo cultural, por ejemplo, o a un compromiso con el interior de la provincia y no sólo por la costa. Creo que hace falta mirarnos menos el ombligo, mirar al futuro con valentía y modernizar las empresas. La representación empresarial en Alicante siempre la he visto como un caos total.

¿No entraña un riesgo para su empresa apostar por que la mayoría de su producción se destine a un solo cliente, en este caso Mercadona?

Mercadona se ha convertido en un verdadero fenómeno en este momento. Solo en especias controla más del 42% del mercado, y para nosotros estar en ese 42% sería impensable si no tuviéramos la fábrica que tenemos. Ser especialistas como somos en el sector de las especias con la aportación de Mercadona a ese porcentaje tan elevado, para nosotros es un orgullo tenerlo como socio. Hay que pensar en un mundo global, no sólo en España, pensar de verdad, tener agentes en China, en Rusia y en EEUU. Nosotros sabemos lo importante que es la profesionalización de la empresa. Hemos fichado el equivalente en empresa de Cristiano Ronaldo, y estos fichajes profesionales han dado en los últimos diez años un resultado increíble. Aun siendo una empresa familiar, hay que profesionalizar con gente que sabe de verdad, y esa es una de las claves del éxito. Y, por supuesto, el producto. Somos una empresa de muchas referencias y no concentramos la venta en una sola.

¿Podría hacer una radiografía política de la actual situación?

Yo soy socialista, del Partido Socialista Obrero Español. En la Transición simpatizaba con el PSP de Tierno Galván. En esa época, para mí los políticos eran como una especie de dioses. Me enamoré de la política porque era más social. Hoy no queda un político como aquellos en ningún partido nacional. Voy a poner un ejemplo de mi partido: a Susana Díaz nos la han presentado como una mujer excelente, apoyada por toda la vieja guardia del PSOE. Y ese era su mérito más grande para controlar el Partido Socialista. No he visto ningún currículum que diga que ha estado en Estados Unidos haciendo un máster, o que ha sido directora de marketing de una compañía. Pero lo mismo podría decir de Pedro Sánchez, aunque le reconozco el mérito de haber sido valiente y de haber luchado más que Susana Díaz.

«Me gusta Ximo Puig»

¿Opina lo mismo del presidente Ximo Puig?

Ximo Puig es una bellísima persona, honrada, que trata de sacar adelante esta Comunidad. Me parece una verdadera pena el debate sobre su liderazgo en el partido, aunque yo creo que va a ganar, porque en dos años se han hecho cosas a pesar de no tener el control sobre los partidos de sus socios de Gobierno. Veo que ha cambiado la Generalitat, es mucho más limpia la gestión y las cosas son más transparentes, es otro estilo. A mí Ximo Puig me gusta.

Resulta llamativo que un empresario de su posición se identifique políticamente, y aún más reconocerse del Partido Socialista.

He procurado ser prudente, pero he llegado a un punto en mi vida, sobre todo tras la muerte de mi madre, en que no tengo miedo. Cuando uno no tiene miedo a la muerte, imagínate, de ahí hacia abajo.

¿Y cómo cree que le ven sus compañeros de la Asociación Valenciana de Empresarios?

Yo pongo un ejemplo del jefe del Opus, Escrivá de Balaguer, que metía en las reuniones de la cúpula a un albañil llamado Manolo. Delante de todos los ricachones le pedía opinión al albañil. Yo soy el albañil de AVE (risas). El presidente, Vicente Boluda, me hace gracia porque siempre me pide opinión. «Tenemos uno de izquierdas, a ver qué opina».

¿Sólo uno?

En AVE hay otros empresarios de izquierdas, pero lo disimulan. Mi abuelo decía que los empresarios son todos de izquierdas, porque la palabra empresario conlleva una acción social. Cuando creas una empresa buscas directamente ganar dinero, está claro, pero para ganar dinero tienes que tener una posición social y una influencia social.

¿Como Amancio Ortega y la donación de aparatos oncológicos por 320 millones?

Me parece bien lo de Ortega y que le pongamos como ejemplo, pero en Valencia tenemos a otra persona, que es Juan Roig, que es más importante que Ortega y no lo decimos, cuya empresa representa el 2% del PIB español, paga todos los impuestos en España y mantiene el 4% del empleo total. Las horas que se ha pasado ese hombre en despachos de ministros en Madrid para conseguir el AVE a Valencia y el AVE a Alicante, o la presión sobre el Corredor Mediterráneo.

¿Y en AVE qué dicen de Alicante?

Siempre ha habido un valencianismo que va intrínseco al origen de AVE, y a veces es difícil desglosar, pero yo veo un esfuerzo muy grande por aproximar a Castellón y Alicante. La prueba es que cada vez hay más miembros de Alicante en la Junta Directiva.

¿Qué opinan de sus tatuajes?

Para mí son una especie de protesta que la hago en mi propia piel. Me tatúo cosas que me influyen en ese momento o que me obsesionan. Al verlas tatuadas me relajan. Llevo tatuada la fecha de la intervención de la CAM, porque para mí fue una liberación, aunque entonces no sabía que me iban a procesar. La CAM llegó a ser para mí una esclavitud, y el Che Guevara representa esa liberación. Los empresarios están acostumbrados ya. La única persona que ponía caras raras al mirarme como diciendo «qué coño hace aquí este tío», fue José María Aznar en una reunión con AVE.