Una variante del virus informático «Petya» afectó ayer de forma masiva a decenas de grandes empresas e instituciones europeas, principalmente en Rusia y Ucrania, en un ciberataque similar al que sufrieron hace un mes 200.000 usuarios en 150 países.

«Petya» es «un virus similar a "WannaCry" (responsables del ataque de mayo), que bloquea los ordenadores y exige el pago de 300 dólares en bitcoines», informó en un comunicado la compañía de ciberseguridad rusa Group-IB. La también rusa Laboratorio Kaspersky, una de las grandes multinacionales en el ámbito de la ciberseguridad, advirtió de que el virus ya se había extendido por todo el mundo.

«Se trata de un troyano que se expande de forma autónoma, al igual que el "WannaCry", explicó el jefe de la unidad de investigación internacional de la compañía, Costin Raiu, quien dijo que aún es pronto para identificar el programa, toda vez que usa «un sistema de contagio» distinto al de «Petya».

En España, el ministro de Energía, Turismo y Agenda Digital, Álvaro Nadal, señaló ayer que el Gobierno ha puesto sobre aviso a las infraestructuras estratégicas ante el nuevo ciberataque mundial detectado al mediodía de ayer, aunque indicó que en España no tiene, al menos de momento, demasiada relevancia. El ministro explicó que la mecánica habitual en estos casos es avisar a las infraestructuras más estratégicas, de las que pueden depender los servicios básicos, para que tomen medidas y aumenten las precauciones. Además, también se contactó con las empresas que potencialmente podrían haber sufrido el ataque para comunicarles que pueden recurrir al Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe) si tienen alguna incidencia. A última hora de ayer, ningún organismo público español estaba afectado.

Multinacionales en Cataluña

Sin embargo, el segundo ciberataque mundial en un mes sí afectó a la actividad de algunas de estas empresas en Cataluña. La naviera A.P. Moller-Maersk, el principal grupo industrial de Dinamarca, que tuvo que ajustar su actividad en el Puerto de Barcelona. Maersk, propietaria de APM Terminals, reconoció que habían caído los sistemas informáticos de muchas de sus unidades de negocio. Otra de las empresas que opera en Cataluña y que se vio afectada por el ciberataque es Saint Gobain, que fabrica materiales para la construcción.

En el contexto europeo, Ucrania fue ayer, con diferencia, el país más dañado por el ataque informático y sus autoridades no tardaron en responsabilizar de todo a Moscú, pese a que entre las víctimas del programa hay varias empresas estatales y bancos rusos.. Entre los afectados en Ucrania están las redes informáticas del Gobierno ucraniano, el Ayuntamiento de Kiev, decenas de entidades bancarias estatales y privadas, sistemas de transporte público, medios de comunicación y empresas de telecomunicaciones. El departamento de delitos informáticos de la Policía Nacional de Ucrania ha recogido más de 200 denuncias de instituciones públicas, empresas y usuarios particulares.

En Rusia, entre las víctimas del ataque está el gigante petrolero Rosneft, uno de los primeros en denunciar la incursión de los piratas informáticos en sus servidores. «El ataque pudo tener serias consecuencias, pero, gracias a que la compañía recurrió a un sistema de dirección de reserva, la producción del crudo continuó» con normalidad, explicó un portavoz de la petrolera a medios rusos. El Banco Central de Rusia también informó de que varias entidades financieras del país fueron atacadas por un virus informático, pero aseguró al mismo tiempo que el incidente no afectó a su funcionamiento normal.

En el resto de Europa, entre las empresas afectadas está la naviera danesa Maersk, que en un mensaje en la red social Twitter informó de que sus sistemas «se cayeron en múltiples sitios y en unidades de negocio, debido al ciberataque». El grupo francés Saint-Gobain, fabricante de materiales de construcción, y la farmacéutica estadounidense Merck eran hasta el momento de cerrar esta edición de las pocas multinacionales, junto con Maersk, en admitir haber sido víctimas de un ataque que podría resultar tan devastador como el célebre «WannaCry».