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El ladrillo alicantino suma casi 200 empresas y 2.550 operarios en un año

El sector cree que es un crecimiento «sano» porque las firmas activas tienen largas trayectorias y han sobrevivido a la crisis - La exigencia de la tarjeta profesional supone un «cortafuego» para evitar el intrusismo

El ladrillo alicantino suma casi 200 empresas en un año David Revenga

Los alicantinos nos habíamos acostumbrado en la última década a ver algunos edificios fantasmas que sólo mostraban su esqueleto porque la crisis acabó con las expectativas de los constructores e impidió que los proyectos tomaran cuerpo, o viales urbanos y carreteras con menor densidad de tráfico. Y en los últimos meses, aparecen en el paisaje grúas que levantan materiales para retomar promociones inacabadas o para levantar viviendas de nueva construcción. Y viales con mayor número de vehículos circulando. Son algunos de los síntomas que indican que la actividad despierta del obligado letargo recesivo. Y en el sector de la construcción provincial, las estadísticas también confirman el repunte. Si en abril de 2016 eran 6.060 las empresas del ladrillo y 24.350 los trabajadores en alta en la Seguridad Social, un año después el censo empresarial sube a 6.241 y la masa laboral, a 26.904 empleados. Es decir, 181 nuevas compañías en el mercado y 2.254 operarios más, según las cifras facilitadas por la patronal provincial de la construcción, Fecia, que preside Ramón Jerez.

Habituados a continuos descensos de plantillas y cierres de constructoras durante los años de crisis, el ciudadano no deja de sorprenderse de este salto cuantitativo. Pero no en el sector, porque la actividad se ha reactivado, «aunque todavía estamos creciendo y queda recorrido», apuntaba Jesualdo Ros, secretario general de la Asociación de Promotores de Vivienda de Alicante (Provia). Y, además, considera que el aumento que se está registrando es «sano». Entre otras razones, porque «casi todas las empresas que están operando tienen largas trayectorias, están en la segunda o tercera generación, y han soportado la crisis, al saber medir», argumentaba Ros, refiriéndose a que las compañías que han podido resistir al ajuste no se embarcaron ni cayeron seducidas por la tentación que ofrecían las grandes cifras del desarrollismo del «boom».

Un repunte con recorrido

El sector «está creciendo, sí, pero todavía tiene recorrido», subraya Ros, aludiendo a las cifras actuales de entre 5.000 y 6.000 nuevas viviendas anuales iniciadas, frente a las 10.000 ó 15.000 que podría alcanzar, a tenor del nivel de actividad y de residentes extranjeros, que concentran una gran parte de la demanda. Cifras superiores a 20.000 y 30.000 viviendas nuevas iniciadas podrían indicar, sin embargo, que el crecimiento se estaría acelerando, según el sector

Y tras el duro ajustes, la propia actividad está intentando corregir errores del pasado. «Lo que hubo no va a volver», asegura tajante Ramón Jerez. Si sólo se tiene en cuenta el incremento del censo sectorial que reflejan las cifras, las compañías activas actualmente suponen un 50% menos de las que operaban a principios de 2007, antes de que la crisis empezara a dar la cara. En febrero de hace diez años, eran 12.961 las empresas y 73.481 los trabajadores inscritos a la Seguridad Social, según las mismas estadísticas de Fecia. Y en el contexto de la actividad, las exigencias de acreditar una tarjeta profesional o contar con el certificado de formación sobre prevención de riesgos laborales está actuando como «cortafuegos» para evitar el intrusismo. Para dejar fuera del mercado a los que dentro del propio sector denominan «piratas», «advenedizos» o «intrusos». Aquellos que al calor del desarrollismo y desde otros sectores recalaron en el ladrillo, montando una pequeña empresa y se pusieron a construir.

«Estamos intentando poner dificultades para que eso vuelva a ocurrir, para que los que lleguen al sector sea legalmente y con la formación exigida», advertía Jerez, quien también como presidente de la Fundación Laboral de la Construcción de la Comunidad, ve pasar por la sede a los trabajadores que acuden a los cursos formativos que organiza. En este sentido, la entidad, asimismo, está firmando acuerdos con ayuntamientos y con la Diputación Provincial para llevar la formación sectorial a los municipios.

El presidente de Fundación también informó de que la entidad está estudiando en estos momentos la posibilidad de lanzar«un sello de calidad la construcción para clarificar la situación del sector».

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