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El poco peso de las actividades basadas en el conocimiento lastra a la Comunidad

Su aportación a la economía autonómica es un 8% inferior a la del conjunto de España por la influencia del sector inmobiliario y el trabajo no cualificado

Entre los males que aquejan a la economía de la Comunidad Valenciana, uno de los más sustanciales es el peso insuficiente de las actividades basadas en el conocimiento, es decir, aquellas que requieren utilizar recursos productivos más cualificados como el capital humano, activos TIC (tecnologías de la información y la comunicación), equipos, elementos de transporte y activos intangibles. Desde que entramos en el tercer milenio, ese conjunto de actividades ha ganado peso en la economía española y también en la de la Comunidad, pero en mucha menor medida en esta última, lo que supone un lastre para su crecimiento.

La Fundación Ramón Areces y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie), presentaron esta semana el informe «El valor económico de las actividades basadas en el conocimiento en España y sus regiones» en el que concluyen que las mismas han pasado a representar del 54% al 60% del VAB (Valor Añadido Bruto) entre 2000 y 2014 en España.

El incremento fue del 9,3%, mientras que en la Comunidad Valenciana fue del 7,6%, hasta el 54,6%, es decir, más de cinco puntos por debajo. En resumen, estas actividades aportan a la economía valenciana un 8% menos que al conjunto de España y sitúan a la autonomía en el sexto lugar por la cola en el escalafón nacional.

El informe indica que uno de los principales motivos que explican «el bajo aprovechamiento de los factores intensivos en conocimiento es el menor empleo de trabajos con estudios superiores», cuya remuneración supone 4,2 puntos menos del VAB que en el resto de España. También influye la «limitada utilización de capital TIC, cuya retribución tiene un peso en el VAB casi un punto porcentual por debajo de la media española».

Paralelamente, la Comunidad Valenciana es la tercera, solo por detrás de Extremadura y Baleares, con mayor peso de las rentas que retribuyen el capital inmobiliario y también se encuentra por encima de la media en cuanto al porcentaje del VAB que se destina a remunerar el trabajo no cualificado.

Las razones

¿Por qué? El director adjunto del Ivie y coautor del estudio, Joaquín Maudos, explicó a este diario que hay tres factores que explican esa posición atrasada de la Comunidad Valenciana. En primer lugar, el menor uso de empleo universitario y de FP2.

En segundo lugar, que está por debajo de la media en uso de TIC y en tercer lugar, por un modelo de crecimiento en el que en la composición de la producción pesan más los sectores poco intensivos en conocimiento como textil, caucho y plástico e inmobiliario, y menos los más cualificados, como la tecnología de la información, los servicios de comunicación y las actividades profesionales.

Maudos cree que esta estructura tiene mucho que ver con la menor productividad (es un 3,8% inferior) y la menor renta per cápita (un 11,2%) de la Comunidad Valenciana respecto a España. Dicho de otro modo, «si somos más pobres y menos productivos es porque tenemos un modelo menos especializado».

La solución, en opinión de Maudos, pasa «por dirigirnos hacia un nuevo modelo», pero también por tener en cuenta que el incremento de las actividades del conocimiento que se ha producido tanto en España como en la Comunidad Valenciana entre 2000 y 2014 no proviene de un cambio de la estructura, sino porque cada sector emplea ahora a más gente cualificada y con mejor uso de las TIC.

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