Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Jóvenes empresarios

De alto directivo a entrenador de pymes

Carlos Delgado es hijo de autónomo y antes de los 30 dirigía equipos en Nokia y Huawei

Carlos Delgado, en una de las salas de Level Up en Alicante, con parte de su equipo. Adrián Sansó

«Me daba cuenta de que aplicando a una pyme o a un negocio de autónomos un poco de lo que hacía en mi trabajo como directivo en Madrid, los resultados tenían que mejorar». Una reflexión que llevó al joven alicantino Carlos Delgado pocos años después a iniciar su propio proyecto. En 2012 creó Level Up Escuela de Negocios, que ofrece cursos dirigidos a pymes y autónomos para mejorar la gestión empresarial. Desde entonces, por las jornadas formativas de su empresa han pasado ya casi 7.000 autónomos y directivos de pymes; y hace año y medio que inició su expansión nacional.

Pero aquella reflexión que acabó en un proyecto empresarial no le sobrevino a Carlos de repente. Llevaba muchos años escuchando en su casa las dificultades y problemas que se encuentran los autónomos para sacar adelante el negocio. Su padre era tapicero y él realizó la carrera universitaria «a través de becas, una parte. El resto, lo ponían mis padres». En la Universidad Miguel Hernández de Elche estudió Ingeniería de Telecomunicaciones. Y, al acabar, con 22 años obtuvo una beca Erasmus para realizar el trabajo de fin de carrera en la empresa de telefonía Nokia, en Dinamarca.

Una viaje que casi está en el origen de su posterior apuesta empresarial. Allí estuvo tres años y fue donde empezó su experiencia laboral, al ser contratado después del trabajo académico por la propia multinacional Nokia para desarrollar proyectos tecnológicos y de investigación. Pero la familia, los amigos y la luz de Alicante pesaron más en su estado de ánimo y a los 25 volvió a «la terreta». Aunque no del todo, porque buscando empleo le ofrecieron desplazarse a Málaga, contratado por el fabricante chino de móviles Huawei y después a Madrid, con la misma empresa. En esta multinacional fue donde se empapó de parte de la dinámica empresarial y de gestión de directiva. En Huawei comenzó coordinando equipos pequeños y después más grandes. No había cumplido los 30 y ya la era director de postventa y miembro del comité de dirección de la compañía.

«Pero seguía viniendo a Alicante a menudo y seguía viendo los quebraderos de cabeza de mi padre para sacar el negocio adelante. Y a los 29 años, me planteé si lo que hacía en Madrid era, realmente, mi camino». Una experiencia que también cuenta a las personas que acuden a los cursos de Level Up. Una forma de trasladar a los directivos de pyme o autónomos de que «si yo he podido hacerlo (recuerda que es hijo de autónomo), lo pueden hacer otros». La mayoría de las personas que acuden a las sesiones formativas «llegan con sensación de impotencia y frustración porque no saben cómo impulsar sus negocios», señala.

Tres años trabajando el método

Tras volver a aterrizar en Alicante desde Madrid, la idea que bullía en su cabeza era la de poder aplicar en las pymes las técnicas de gestión que había ido aprendiendo en su trayectoria como directivo. «Tardé tres años en diseñar el sistema de formación porque había que adaptar toda la mecánica, incluso en la forma de expresarse. Había que explicar los conceptos para que cualquier persona, independientemente de su formación, pudiera comprenderlos y aplicarlos de forma inmediata en su negocio», subraya.

Carlos también realizó un máster en administración y dirección de empresas (MBA) en Madrid. Y, finalmente, creó su propio sistema de formación, a mediados de 2012. «Las 9 dimensiones empresariales», que se basan en las áreas fundamentales de toda empresa (esencia y marca; equipo; automatización; experiencia de producto y planificación estratégica, entre otros aspectos).

Técnicas de aprendizaje

La «obsesión» de Level Up es que «la formación sea de comprensión y aplicación inmediata. Que conforme se acabe el curso, a la semana siguiente se estén haciendo cosas», añade Carlos. Y las herramientas externas, las técnicas y la atmósfera en la que se desarrollan las sesiones, como la música, los ejercicios, los audiovisuales y la participación activa de los asistentes, refuerzan el aprendizaje.Son cursos intensivos -el del nivel 1 dura dos días; tres, el siguiente nivel y cuatro, el último- en los que se pretende generar el cambio de hábitos. «No se enseñan contenidos, como tal. Todas las herramientas que se utilizan están pensadas para provocar el aprendizaje durante el curso», incide.

A modo de coaching (entrenamiento), se traslada a los participantes que las claves del cambio se encuentran, primero en la responsabilidad y convicción. «Que el cambio siempre está en ti, independientemente de los factores externos». Y, además, que los problemas no siempre están fuera (la «guerra de precios», la competencia), «a veces también están en nosotros mismos. Nuestros negocios de autónomos tienen más que ver con nosotros mismos que con el propio mercado. El secreto es olvidarse de lo que tú crees sobre tu negocio y empezar a dar al mercado lo que demanda, por lo que tienes que aprender. Y eso es un giro radical», subraya el consejero delegado de Level UP. El joven empresario sostiene que no todo está en ser bueno en una cosa y saber hacerlo, «también hay saber hacer funcionar el negocio». Para Delgado, uno de los aspectos que deben priorizar pymes o autónomos «es dedicar una parte de la jornada laboral a intentar ver hacia dónde va la empresa para poder transformarla».

Y todo este proyecto empezó con una inversión de 600 euros en material de oficina, su página web, rotuladores, y una pizarra de papel -que aún conserva- para comenzar a dar las primeras sesiones formativas.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats