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El futuro ya es presente

El futuro ya es presente

sta semana el Banco de España publicó su informe «Evolución del grado de presión financiera soportada por las empresas no financieras españolas: 2007-2016», donde el principal titular se puede resumir en que una de cada tres empresas españolas no fue capaz de pagar sus deudas en 2012. Siendo 2012 el peor año de la crisis. El documento confirma lo que todos sabíamos. Los datos del INE arrojan que en 2013 el número de concursos de acreedores tuvo su máximo con más de 9.000, frente a los casi 8.000 de 2012. Esto guarda una correlación directa, ya que si en 2012 había un colapso de liquidez, en 2013 había que ir al juzgado a comunicarlo.

Cuando una empresa entra en dificultades sólo hay dos diagnósticos: o tiene un problema de cuenta de resultados o un problema de balance. Cuando se trata de cuenta de resultados, en muchos casos se puede solucionar la dificultad desde acciones que tome el equipo directivo. Esto último es de vital importancia, ya que la empresa puede resolver el estrés financiero mediante gestión, excepto cuando ha habido un cambio en el mercado o sector. Pero las cosas pintan peor cuando el problema es de balance: la deuda. Y cuando el problema es la deuda hay poco margen de actuación por parte del equipo directivo. Y la solución pasa por capitalizar, en toda la extensión de la palabra.

En términos económicos la perspectiva proporciona respuestas. Por eso el informe del BdE viene a sumar un punto más al análisis de lo que sucedió. Pero de nada sirve si no se aprenden lecciones. En el inicio de la crisis sólo el 31% de las empresas reconoció que tenía problemas en los primeros años, y el 22% lo hicieron cuando ya tenían tensiones liquidez.

Prevenir una crisis puede ser imposible, pero un sencillo tablero de control ayuda una barbaridad a detectar problemas. No hace falta implementar un Balance Scorecard a lo Kaplan y Norton, basta llevar el control mensual de ventas, margen y sobre todo cash-flow. Recuerdo un artículo del 2009 o 2010 -no lo puedo citar porque no he podido encontrar la fuente en internet- donde el autor hacía una oda al cash-flow, frente a la importancia que se daba en ése momento al EBITDA.

Pero si hay una lección sobre todas las demás, es el error que se ha cometido en la política de personal, más bien de despidos. Más del 80% de las empresas españolas decidieron hacer de los ajustes de personal su principal medida para afrontar la situación. Una decisión que ahora se puede comprobar que fue pan para hoy y hambre para mañana.

Es cierto que en los tiempos de vino y rosas se dispararon los sueldos, y que había estructuras sobredimensionadas, pero en paralelo se perdió un conocimiento que nunca volverá. Y esto está lastrando a algunas organizaciones, donde los sueldos baratos no se corresponden con el nivel de servicio esperado o el nivel adecuado de desempeño.

Como me decía un amigo hace unos días, la deflación de salarios en España ha sido de tal magnitud, que es imposible pensar en productividad. Es decir, los salarios bajos trajeron competitividad, pero han supuesto una merma de productividad que pagaremos en un futuro que ya es presente.

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