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El negocio hipotecario sigue casi un 90% por debajo de su máximo en la provincia

Los bancos prestaron el año pasado 995 millones para la compra de viviendas en la provincia, aún muy lejos de la cifra de 2007

El negocio hipotecario sigue casi un 90% por debajo de su máximo en la provincia

La concesión de hipotecas para la compra de viviendas finalizó 2016 con su tercer incremento anual consecutivo en la provincia, al contabilizarse un total de 11.831 operaciones por un importe conjunto de 995 millones de euros, un 18% más. Una buena noticia que apunta a la recuperación del mercado inmobiliario de no ser porque, en realidad, si se mira en perspectiva, lo que reflejan los datos son las enormes dificultades que la mayoría de la población aún tiene para acceder.

Y es que, a pesar de encadenar tres años al alza, la cantidad prestada por los bancos el año pasado en la provincia apenas supone un 11% de lo que llegaron a conceder en 2007, cuando el conjunto de entidades firmó 71.590 hipotecas por valor de 8.997 millones. O dicho de otra forma, que el volumen del mercado sigue casi un 90% lejos de su máximo.

Aunque nadie aspira a repetir esas cifras -después de todo, fue el exceso de inversión en el ladrillo lo que hundió a casi la mitad del sector financiero español-, tampoco parece que los datos actuales sean los de un mercado que funcione correctamente. Al menos si lo que se pretende es que el crédito facilite el acceso a la vivienda a aquellos colectivos que lo tienen más difícil, como las parejas jóvenes.

«Hay que tener en cuenta que hablamos de dos momentos muy distintos. En los años anteriores a la crisis había más transacciones inmobiliarias, más compraventas, y también había mucho cambio de banco para conseguir mejores condiciones en la hipoteca, lo que elevaba el número de operaciones. Pero es cierto que los bancos han aprendido y que son mucho más exigentes, lo que ha provocado que mucha gente no tenga acceso al crédito», señala el responsable de hipotecas de Idealista, Juan Villén.

Las entidades quieren, sobre todo, evitar futuros impagos y para ello lo primero que miran es la estabilidad en el empleo del solicitante. Una primera condición que ya limita mucho las posibilidades en un momento en que los contratos indefinidos son una «rara avis» en el mercado laboral. Pero, además, llevan al extremo la norma de no conceder más del 80% del valor de la vivienda ya que, cuanto más dinero se ha invertido en la compra de una casa, más luchará el propietario por pagar la hipoteca para evitar perderla. Esto lleva a que, si se suman los gastos de notaría y constitución, al final quien quiera financiar una casa deberá contar de antemano con, al menos, un 30% de su valor, otro requisito difícil de cumplir por los nuevos hogares, que son los que suelen tirar de este negocio. «Por si fuera poco, el endurecimiento de los controles de Hacienda también dificultan que un padre pueda dar dinero a su hijo o prestárselo para pagar la entrada del piso, como ocurría hace unos años», apunta Villén.

A todo esto, está por ver qué repercusión tienen los varapalos que se ha llevado la banca con las cláusulas suelo o la sentencia sobre los gastos de notaría, que todo apunta a que encarecerán los créditos este año. Tampoco la evolución de los tipos de interés a largo plazo invitan al optimismo, aunque de momento este año el euríbor seguirá bajo.

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