La Comunidad Valenciana no es un buen lugar para ser rico, al menos en lo que a impuestos se refiere. Según el estudio Panorama de la fiscalidad autonómica y foral 2017, elaborado por el Consejo General de Economistas, la última reforma aprobada por el Consell ha cumplido con su promesa de rebajar el IRPF a la mayoría de la población, pero también ha convertido a la autonomía en la que más castiga a las rentas altas, en concreto a los que ganan más de 100.000 euros anuales.

Si se suma al incremento que se ha producido en el Impuesto de Sucesiones y Donaciones, que también recoge el informe, no son de extrañar las advertencias de organizaciones empresariales, como Aefa, alertando de la posible fuga de compañías hacia otras comunidades con el objetivo de rebajar la factura fiscal de sus propietarios.

En el caso del Impuesto sobre la Renta, los cambios introducidos por el Consell en el tramo autonómico de este tributo supondrán que una persona con unas rentas brutas de 16.000 euros anuales pague a Hacienda 1.468 euros, lo que significa 136 euros menos que en la anterior declaración y una cifra bastante en sintonía con la del resto de regiones. Por el contrario, alguien que declare 110.000 euros pagará 38.663 euros en concepto de IRPF, lo que supone 1.594 euros más que en su última declaración y el importe más elevado de todas las autonomías, según los economistas. Y la cantidad aumenta a medida que también se incrementa el nivel de ingresos. Así, para alguien que tenga la fortuna de ingresar 600.000 euros al año, el aumento impositivo será de casi 12.300 euros.

De esta forma, la Comunidad ha desbancado a Cantabria como la región con los tipos más elevados para las rentas altas y se aleja cada vez más de Madrid, la autonomía donde los ricos disfrutan de una fiscalidad más ventajosa. Por seguir con los mismos ejemplos, un madrileño que gane 110.000 euros anuales pagará al fisco hasta 2.288 euros menos que un valenciano y uno que gane 600.000 se ahorrá 24.263 euros (ver gráfico).

Herencias más caras

Sin embargo, las mayores discrepancias entre las autonomías se producen en el Impuesto de Sucesiones y Donaciones, donde las diferencias son abismales. El informe ha tomado el caso de un soltero de 30 años que hereda bienes de su padre por valor de 800.000 euros, de los que 200.000 corresponden a la vivienda del fallecido. Si el heredero reside en Canarias sólo pagará 134 euros al fisco, mientras que en Andalucía deberá desembolsar hasta 164.049 euros.

En la Comunidad Valenciana lo más llamativo es el aumento que se produce de un ejercicio para otro. Hasta el año pasado el soltero del ejemplo habría pagado 31.596 euros pero con los últimos cambios -que han reducido la bonificación que se aplicaba a la cuota del 75% al 50%- pasará a pagar nada menos que 63.193 euros, más del doble. En el caso de las donaciones el aumento aún es mayor. Si un padre dona 800.000 euros en efectivo a su hijo sin un fin específico, hasta 2016 pabaga 42.753 euros, ahora serán 171.012 euros.

Además de la disparidad de tipos que se aplican en los impuestos cedidos, el informe también critica la multitud de impuestos propios que han creado las autonomías, de los que pone en duda su rentabilidad. De media estos tributos propios solo suponen el 2,2% de los ingresos de las autonomías a pesar del gasto que genera su cobro.