El sector del calzado fue uno de los primeros que empezó a dejar atrás la crisis económica en la provincia. Aunque durante los primeros años de la recesión sufrió la caída del consumo que se produjo a nivel mundial, su apuesta por la diversificación de mercados le permitió empezar la recuperación mucho antes que otros negocios, tal y como señala la presidenta de la patronal sectorial Avecal, Marián Cano.

Así, fue en 2010 cuando el sector tocó fondo y, a partir de ahí, empezó una escalada que le llevó a incrementar sus exportaciones con cifras de dos dígitos durante cinco años consecutivos. Un crecimiento que le permitió compensar el estancamiento del mercado nacional y que sólo se truncó el año pasado, cuando la ralentización del consumo en Francia y otros países europeos hicieron caer los envíos.

Aún así, los fabricantes alicantinos lograron vender en el exterior por valor de más de 1.100 millones de euros, unas cifras que son la envidia de cualquier otro sector industrial en estos momentos. Además, tampoco ha habido grandes quiebras ni despidos masivos.

Sin embargo, nada de esto es casual. La capacidad de reacción demostrada por el calzado alicantino se debe a que el sector llegó a la recesión de 2008 con los deberes hechos, tras haber sufrido las consecuencias de su propia crisis durante los años precedentes, cuando los grandes fabricantes americanos y europeos trasladaron la fabricación a China y otros países del Sudeste asiático y las propias marcas locales apostaron por la deslocalización.

Los zapateros aprendieron la lección y decidieron potenciar el diseño y la marca propia para combatir con calidad los bajos precios de otras partes del mundo. El resultado salta a la vista, con un buen número de marcas que son todo un referente en el negocio y con el mismísimo Inditex distribuyendo sus colecciones desde Elche.