El Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) formalizó ayer el contrato de fusión con la norteamericana RMANJ para poder desembarcar en EE UU y convertirse así en el mayor grupo de reproducción asistida del mundo con una facturación anual estimada en 300 millones de euros.

El 70% del capital de la nueva compañía, que pasará a denominarse IVI-RMA Global y está valorada en 1.000 millones de dólares, lo tendrán los accionistas del IVI y el 30% restante será propiedad de Reproductive Medicine Associates of New Jersey.

Los presidentes de IVI, los profesores Antonio Pellicer y José Remohí, acompañados del consejero, Carlos Bertomeu, y los presidentes de RMANJ, Paul A. Bergh, Richard T. Scott y Michael R. Drews, explicaron ayer los detalles de esta fusión. Al respecto, Pellicer señaló que tras 15 años de intentar entrar en el mercados norteamericano, con dos intentos fallidos, por fin el grupo IVI lo ha conseguido de la mano de esta compañía gracias a que comparten la misma filosofía de crecimiento orgánico, a través de su «propia cantera» y no por franquicias, y su apuesta por la investigación y la innovación. «Puedes creer que eres grande pero en medicina reproductiva si no están en Estados Unidos no lo eres», apuntó Remohí.

Más de 2.400 empleados

El resultado es un nuevo grupo que pasa a tener 2.400 empleados, entre ellos más de 200 médicos y más de 300 investigadores, con presencia en 13 países y más de 70 clínicas. El IVI tiene una facturación anual de 170 millones y su socio norteamericano de 75 millones y salir a bolsa sigue sin estar en su hoja de ruta.

Pellicer indicó que el IVI, que cuenta con 70 clínicas en 13 países, mantiene su tres objetivos de crecimiento: en el Reino Unido, donde esperan abrir una segunda clínica y otra en Birmingham; en las ciudades italianas de Roma e Milán y en los Emiratos Árabes.

Por su parte, RMANJ tiene 10 clínicas en Nueva Jersey y Pensilvania, el próximo año tienen previsto abrir otras sedes en Florida, San Luis y Carolina del Norte y el objetivo es crecer «tan rápido como se pueda» y abrir entre tres y cuatro clínicas los dos próximos años. Al respecto, Scott manifestó que el límite para el crecimiento no es económico, ya que en EE UU es fácil encontrar financiación, sino «una forma correcta de crecer», ya que también apuesta por formar a su propio personal, un crecimiento "más lento pero más efectivo". Pellicer indicó que la dificultad que tenían para acceder al mercado norteamericano son los problemas que pone el Gobierno para conceder licencias a médicos extranjeros. Por ello, querían encontrar un socio estadounidense que compartiera su filosofía por una apuesta decida en investigación e innovación y además que se «crea de verdad que hay que dar un buen servicio» a los pacientes.