La nueva dirección de la Fundación CAM está realizando un inventario de los inmuebles que posee para dar a conocer a los nuevos patronos el estado en que se encuentran -tanto de conservación como si están en régimen de concesión- y, en su caso, plantear posibles actuaciones de cara a aumentar su rentabilidad, según han reconocido fuentes de la entidad. Son cerca de 40 inmuebles procedentes de la Obra Social de la extinta Caja Mediterráneo, de la que es heredera la Fundación, y que estan ubicados en distintos municipios de Alicante, Valencia y Murcia, territorios donde la antigua caja tenía su principal implantación.

Esta es una información que se dará en las próximas reuniones al Patronato, sobre todo para poner al día a los miembros que se incorporaron en noviembre. Los nuevos patronos son el magistrado alicantino Vicente Gimeno Sendra, el profesor de la UA Jorge Orts, además del gerente, Francisco Javier Sogorb, que ha sido responsable territorial de Urbanismo. Estas incorporaciones culminaban la primera fase de la nueva etapa de la entidad, ahora presidida por Luis Boyer, después de que en julio pasado dimitiera el anterior mandatario, Matías Pérez Such, y varios patronos.

La Fundación pretende que este año sea clave para iniciar un ciclo de recuperación económica. Y en la próxima reunión del Patronato, que se celebraría antes de finalizar este mes, se quiere presentar el plan estratégico, cuyo fin prioritario es aumentar los ingresos que den le den el impulso definitivo.

A este plan se incorporaría el inventario de inmuebles. La mayoría de patronos -y del público, en general- conoce que edificios tan emblemáticos como la Casa Museo Modernista, en Novelda, o la de Azorín, en Monóvar, pertenecen a la Fundación. «Pero también hay otros en municipios de Valencia o como un colegio en Elche o un centro de la tercera edad en Torrent, que están cedidos, que se conocen menos», apuntaban fuentes de la Fundación para subrayar la necesidad de «tener toda la información sobre esta parte del patrimonio y conocer su estado para poner en marcha, en un caso, un plan de actuaciones.

Las mismas fuentes añadían que puede darse el caso de alcanzar acuerdos con ayuntamientos para que gestionen locales que estén en sus municipios, lo que supondría menos gastos para la entidad. Y es que son, precisamente, los gastos los que traen de cabeza al Patronato. De hecho, los elevados costes derivados del propio mantenimiento de las instalaciones, de las nóminas del personal (50 trabajadores), además de los de su personación en procesos judiciales (cuotas CAM) y la mínima actividad que desarrollaba la Fundación, fueron el centro de las críticas de gran parte de los miembros del órgano rector en la anterior etapa. Aquel malestar desembocó en la crisis de julio, que acabó con la dimisión de Pérez Such, quien, no obstante, continúa como patrono. Ahora, acuerdos con distintas instituciones, así como con otras fundaciones culturales para, en su caso, intercambio de exposiciones que puedan aumentar los niveles de actividad y, sobre todo, de ingresos son los objetivos del nuevo Patronato y los ejes del plan estratégico.

La entidad también tiene pendiente su decisión sobre el Expediente de Regulación de Empleo (ERE), que se anunció en la anterior etapa. Igualmente, aún tiene que cubrir una vacante en el Patronato, generada por las dimisiones de julio. Al margen de los inmuebles, el patrimonio de la Fundación lo componen, asimismo, unas 4.000 obras de arte y una biblioteca compuesta por unos 195.000 volúmenes, muchos de ellos legados de conocidos autores españoles.

De forma paralela al diseño del plan estratégico, la Fundación se encuentra inmersa en la elaboración del presupuesto de funcionamiento para este año.