El balance de siniestralidad laboral del pasado año en la provincia arrojó unos datos «preocupantes», según coinciden los sindicatos y la propia patronal Coepa. Ocho de los trece accidentes laborales de carácter mortal que se registraron durante la jornada de trabajo tuvieron como causa una patología no traumática (accidente cardiovascular), según los datos del Instituto Valenciano de Seguridad y Salud en el Trabajo (Invassat) de la Generalitat.
A nivel general, el balance también refleja que la siniestralidad laboral creció en la provincia un 8,30% en 2016 por los 13.992 accidentes registrados, de los que el 99% tuvieron un carácter leve. Aun así, la directora general de Trabajo, Cristina Moreno, aseguró ayer que se debe tener «tolerancia cero con los accidentes laborales». Además, en el caso de los siniestros graves, los 111 registrados el pasado año suponen 15 más que el ejercicio anterior.
Por otra parte, aunque el número total de los de carácter mortales (13) es el mismo que en 2015, sí hay un aumento de los trabajadores fallecidos por causas cardiovasculares, al pasar de seis a ocho. No obstante, en el balance -que el Instituto realiza por primera vez-no se determina la tipología concreta. Podrían ser ictus, derrames o infartos, según apuntan desde CC OO.
Hasta ahora era más habitual encontrar entre los tipos de accidentes laborales las patologías traumáticas (por caídas de altura o golpes, en las actividades de la construcción, la industria e, incluso, el comercio) o los accidentes de tráfico que se producen en jornada laboral y en desplazamiento al centro de trabajo. Pero los sindicatos alertan de una mayor incidencia en los últimos tiempos de los no traumáticos o cardiovasculares, «en las empresas, pero también en las administraciones públicas», explica Javier Pérez, responsable de Salud Laboral de CC OO en l'Alacantí-Les Marines.
Complejidad
Estos siniestros son considerados por la propia normativa como accidentes de trabajo si se registran en el centro de la empresa o en jornada de trabajo, explican los sindicatos, que, además, admiten que es un «contexto relativamente nuevo en el que se debe profundizar, ya que, en muchos casos, es difícil determinar el origen, por tanto, más complejo establecer las medidas preventivas». En el caso de que el origen sea una patología previa del trabajador (enfermedad cardiovascular) y se haya diagnosticado como tal, «se debe cumplir la normativa, adaptando el puesto de trabajo al empleado», señalaba Juan Francisco Richarte, responsable del departamento de Seguridad Laboral de UGT-PV. Y para determinar otros orígenes y reducir la incidencia, tanto UGT como CC OO plantean que, se amplíen los habituales reconocimientos médicos con otro tipo de pruebas a los trabajadores que permitan determinar el origen, identificar los factores de riesgo y poder establecer medidas preventivas, coinciden Javier Pérez y Juan Francisco Richarte.
Este último, además, subrayaba que UGT ya ha propuesto en las comisiones territoriales de Seguridad y Salud Laboral que «en las grandes empresas y en los polígonos industriales de la provincia se instalen desfibriladores (aparato electrónico portátil que diagnostica y trata la parada cardiorrespiratoria cuando es debida a la fibrilación ventricular). No es una medida preventiva, pero sí curativa, que puede ser muy eficaz. Y dado que las empresas tienen que tener, por ley, un plan de prevención y de emergencia, se puede preparar a uno de los trabajadores que forme parte del comité de salud laboral para poder ayudar en estos casos», añadía Richarte.
Desde la patronal alicantina Coepa también mostraban su «preocupación» por los datos del balance de siniestralidad del pasado año y considera que «sería importante conocer el tipo de incidencia de estas causas cardiovasculares para poder prevenir y evitar posibles riesgos para el trabajador». Por otra parte, otras de los tipos de accidentes de trabajo mortales recogidos en el informe, se reflejan los asociados al tráfico («in itinere»), que en 2016, se registraron tres y los traumáticos, que se produjeron dos.
