Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Apartamentos, hoteles y viceversa

Desde hace mucho tiempo hemos presenciado un debate abierto sobre cómo establecer canales de cohabitación entre dos tipos de negocios que se han expresado siempre como contrarios.

Apartamentos, hoteles y viceversa

Y tal vez ahí esté el problema; el nudo gordiano que no hemos sabido deshacer y que entrampa la búsqueda, y la posibilidad de hallazgo, de cualquier solución satisfactoria para todos.

La realidad es que nuestro motor turístico, el que ha hecho de nuestra tierra lo que hoy es; el que ha generado una importante cantidad de puestos de trabajo; riqueza a través de impuestos; fondos y capital para otros negocios vinculados a la industria y el I+D+i; etc? ha sido nuestra planta hotelera, la fuerza de su inversión, la defensa de nuestra provincia como destino frente a competidores mundiales.

Los hoteleros alicantinos han construido la provincia de hoy con su sudor, algunas lágrimas y mucho esfuerzo.

Por ello no es concebible ningún tipo de actividad que compita desde la deslealtad que supone no estar sujetas a las mismas obligaciones y sí aprovechar de las ventajas de la promoción, la publicidad y el valor del destino que forjan nuestros hoteleros. La regulación y el control de la oferta son fundamentales para no crear negocios parásitos.

Pero al mismo tiempo, y en pleno siglo XXI y la utilización masiva de nuevas herramientas comerciales que ofrece Internet, entender que el mundo sigue igual que en los años 80 puede ser un error colectivo del que nadie saque partido. Hoy el turismo tiene nuevas vías de entrada y salida; los apartamentos turísticos se han convertido en una pieza fundamental del turismo residencial. Y esta nueva realidad no puede ser frenada por legislación o normativa alguna impropia de un sistema de libre mercado como el nuestro; aunque por supuesto no puede estar exenta de obligaciones. Y es ahí donde estriba la búsqueda del equilibrio de este trapecista en que se ha convertido el nuevo negocio turístico del siglo XXI. Regular no es poner trabas, es obligar a todos a jugar con las mismas cartas.

No podemos negar que el turismo se encuentra en nuestra provincia en su mejor momento, y que el volumen de pasajeros de nuestro aeropuerto como de la línea de alta velocidad férrea está vinculado al atractivo poder de nuestro turismo residencial. Como tampoco podemos negar que la construcción, desde parámetros de racionalidad y respeto al territorio, es también una fuente de riqueza de la que no podemos prescindir. ¿Son absolutamente contrarios ambos modelos de alojamiento? ¿Atiende a los mismos tipos y segmentos de clientes? ¿Es imposible establecer sinergias entre uno y otro? ¿Los turistas que eligen un hotel nunca se inclinan por un apartamento?. ¿Y los turistas que se alojan en un apartamento, nunca vuelven a un hotel a nuestra Costa Blanca? Son cuestiones para las que no tengo las respuestas, pero que deberíamos buscarlas para establecer las estrategias comunes, más allá de que cada uno defienda su modelo de negocio.

Hoy se habla de economía del bien común, de economía circular y de otra serie de epítetos. Los que hemos trabajado siempre para generar riqueza, propia y colectiva, deberíamos volver la vista a aquella máxima que ha funcionado en el mundo de los negocios: la unión hace la fuerza. Entender que la competencia es un acicate a la exigencia de calidad y la confianza de que ser atractivos para los turistas en cualquiera de sus modalidades son ventajas para todos.

Si prescindimos de cualquiera de ellos, nuestros vecinos del mundo buscarán esos mismos servicios en otras partes del globo. Poner puertas puede ser muchas veces una manera de quedar encerrados en nosotros mismos. El diálogo entre profesionales debe ser el camino de la búsqueda de una solución de consenso, donde las administraciones no deben estar ajenas, pero sí deben abstenerse de generar ruido y tensión.

La administración, en base a los acuerdos de los diferentes sectores, son las responsables de dar validez a los acuerdos, a la legalidad y al control de los mismos. Un triángulo que, bien coordinado, puede - y debe - satisfacer a todas las partes.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats