El Gobierno del socialista Joan Lerma fue el primero que decidió abrir una «embajada valenciana» en Madrid. La intención era tener un lugar desde donde defender los intereses valencianos en Madrid para lo que se consiguó un piso. Posteriormente fue Eduardo Zaplana quien le dio un impulso al trasladar la sede a las actuales dependencias de la calle Spagnoletto número 25. En esa operación se compró a un buen precio que se revalorizó hasta los actuales 3,5 millones. s. pitarch