La Fundación CAM inicia el nuevo año con el propósito de diseñar un plan estratégico que le permita aumentar los ingresos y sacar la máxima rentabilidad al patrimonio que tiene, tanto en obras pictóricas o bibliográficas como en locales expositivos y medioambientales. La entidad, heredera de la Obra Social de la extinta Caja Mediterráneo, deja atrás seis meses en los que ha sido necesario «poner orden», según aseguraron distintas fuentes de la institución, tras la crisis vivida en julio con la dimisión como presidente de Matías Pérez Such -que continúa como miembro de la Fundación- y varios patronos.

Ahora, con el órgano rector casi al completo -sólo falta cubrir una de las vacantes-, la entidad que ahora preside Luis Boyer quiere tomar un nuevo rumbo de futuro. El plan estratégico está en el horizonte más cercano y la entidad se da el plazo de unos tres meses para diseñarlo. Las primeras ideas se pondrán sobre la mesa de la próxima reunión del Patronato, que se celebraría a finales de mes o, como muy tarde, a principios de febrero.

«Redimensionar las actividades de la Fundación», así como captar fondos para cambiar la tendencia anterior de altos costes, escasos ingresos y pocas actividades, son las líneas maestras de este plan, según la entidad, que, además, considera que tiene patrimonio para poder dar nuevo enfoque a su actividad.

La maquinaria y los trabajadores de la Fundación -una cincuentena- se trabajan de forma intensa para intentar conseguir estos objetivos. «La gente quiere ser útil», aseguraban distintas fuentes, que, al mismo tiempo subrayaban el efecto de estabilidad que supuso que a mediados de noviembre se incorporaran los nuevos miembros del Patronato para cubrir las vacantes registradas en julio, incluida la del director-gerente. Un puesto troncal en cualquier entidad y que ocupa Francisco Javier Sogorb, que ha sido responsable territorial de Urbanismo. Los nuevos patronos han entrado con un perfil intelectual y técnico que «aporta» a la Fundación, aseguran desde la institución.

Además de Sogorb, en noviembre se incorporó el magistrado alicantino Vicente Gimeno Sendra, que fue miembro del Tribunal Constitucional y que fue nombrado por el resto de patronos. E, igualmente, se integró Jorge Orts, profesor de la Universidad de Alicante (UA), designado por el Consell para ocupar el sillón que le corresponde, ya que el Instituto Valenciano de Finanzas (IVF) es el supervisor de la Fundación como heredera de la Obra Social de la extinta Caja Mediterráneo. Para ocupar el sillón que aún queda vacante se baraja el nombre del exrector de la UA Andrés Pedreño.

«Visibilizar» a la entidad, «recuperar el entronque social» que tenía la antigua Obra Social de la CAM, además de impulsar las relaciones institucionales también se encuentra entre los objetivos de los patronos. Además, en esta etapa de «renacer» la Fundación ha intentado conocer el funcionamiento de otras fundaciones socio-culturales que hay en España para saber si puede alinearse en su dinámica operativa de cara a organizar eventos y buscar la rentabilidad. Desde la Fundación se subraya que la exposición sobre la industria de la muñeca de Onil que se muestra en la sala Ramón y Cajal ha recibido ya tres mil visitas. Es una muestra diferenciadora en el ámbito expositivo y en la que se paga una entrada simbólica. Asimismo, en otra de las actividades más tradicionales de la Fundación -y con asistencia de un público muy habitual- como es la Cinemateca, se fija un precio simbólico. Así, el cobro de una entrada mínima por algunas actividades, al igual que realizan otras fundaciones en España, se encuentra en el debate entre los miembros de la entidad, dado que la obtención de recursos es una de sus prioridades de cara a su supervivencia. Al margen de la actividad socio-cultural, la institución está personada en procesos judiciales derivados de las cuotas participativas de la CAM, que, igualmente, genera gastos.