La recuperación del sector de la construcción en Alicante no va a ser tan rápida como se esperaba. Si hace justo un año la mayoría de expertos y empresarios pronosticaban una aceleración de la actividad, a medida que se consolidara el mercado exterior y que la mejora de la economía doméstica permitiera el regreso de la demanda interna, lo cierto es que los datos de cierre de ejercicio dejan un sabor, cuanto menos, agridulce. De acuerdo con los registros del Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos a los que ha tenido acceso este diario, el 2016 finalizó con 4.829 nuevas viviendas iniciadas en la provincia, lo que supone un 19% más que en el año anterior. Unas cifras que, si bien no dejan de ser positivas, quedan muy alejadas del crecimiento del 48% registrado en el ejercicio anterior y de las previsiones del propio Colegio, que esperaba acabar el año con un volumen más cercano a las 5.500 nuevas casas.

«La alegría que parecía recorrer el sector hace un año ha dado paso a cierto compás de espera, a una mayor prudencia a la hora de poner en marcha nuevos proyectos ante las incógnitas que aún muchos ven en el horizonte», asegura el presidente de los aparejadores alicantinos, Gregorio Alemañ. En este sentido, Alemañ distingue claramente entre un primer semestre en el que la construcción creció con fuerza en la provincia, con incrementos interanuales que llegaron a ser de más del 40%, y una segunda parte en la que incluso llegó a caer la cifra de nuevas promociones como consecuencia del «shock» que supuso el Brexit y la incertidumbre que se produjo tras el resultado de las segundas elecciones, que aclararon muy poco el panorama político español.

Así, durante el verano los visados para el inicio de nuevas viviendas llegaron a caer alrededor de un 2% y sólo tras la formación de Gobierno, en los meses de noviembre y diciembre, se regresó a la senda positiva aunque con cifras muchos más reducidas que las anteriores, del entorno del 4%.

«Es indudable que la inversión se ha ralentizado porque aún desconocemos cómo nos afectará la salida del Reino Unido -en el tercer trimestre las ventas a ciudadanos de este país se desplomaron un 17%- y tampoco está nada claro cómo será la legislatura», explica Gregorio Alemañ, que también añade a todas estas causas la nueva política urbanística que trata de impulsar el Consell -mucho más proteccionista con el territorio- o los nuevos ayuntamientos del cambio. Motivos, todos ellos, que invitan a los empresarios a pensarlo mucho antes de destinar recursos a nuevos proyectos y más cuando la banca tampoco apuesta claramente por el negocio aún mantiene claras restricciones de crédito.

Sólo en la costa

En cualquier, lo que también se mantiene es la dualidad que existe entre la situación de los municipios de costa, donde la demanda de segundas residencias por parte de extranjeros permite cierto nivel de actividad, y el desierto que siguen siendo la mayoría de municipios de interior, donde la venta de pisos depende en exclusiva de las adquisiciones que realicen los residentes. Así, de las 4.829 viviendas iniciadas en la provincia el año pasado, hasta 909 estaban ubicadas en Orihuela, una cifra ligeramente inferior a la registrada en este mismo municipio en 2015, cuando fueron 980. La segunda posición vuelve a ser para la vecina Torrevieja, donde el año pasado empezaron a construirse 585 nuevas casas, 58 más.

Sin embargo, durante el pasado ejercicio las localidades donde más creció la construcción fueron las del norte de la Costa Blanca, como Benidorm, donde se pasó de 29 a 323 nuevos visados; o Xàbia, donde se empezaron a construir 259 viviendas en 2016 frente a las 54 del ejercicio anterior.

La capital de la provincia y, en concreto, el entorno de la Playa de San Juan, también finalizaron el año con un balance positivo, con 500 nuevos visados frente a los 243 registrados en 2015. Igualmente, mejoraron sus cifras Guardamar, Algorfa o Santa Pola, mientras que el término municipal de Elche experimentó una notable caída, con sólo 178 visados de dirección de obra nueva frente a los 404 del año anterior, según los datos de COAATIEA. Mientras tanto, en Alcoy apenas se solicitaron cuatro visados, en Elda fueron seis y en Villena, tres.