La nómina del paro en noviembre pasado supuso en Alicante un coste de 56,1 millones, según los últimos datos computados sobre prestaciones por el Ministerio de Empleo. La cifra apenas es un 4,7% superior a los 53,5 millones que representaba en el mismo año de 2007 cuando la crisis aún no había comenzado a causar los graves estragos que se conocieron después. Sin embargo, el número de alicantinos sin trabajo se ha disparado al pasar de los 92.491 de noviembre de hace nueve años a los 171.759 del mismo mes de 2016.

En este largo periodo recesivo ha habido un aumento del desempleo, «con picos de hasta 240.000 en noviembre de 2010 o de 228.287 en el mismo mes de 2012, que ha abocado a los beneficiarios a ir agotando las ayudas», subrayaba Yaissel Sánchez, secretaria territorial de UGT en l'Alacantí-La Marina. Pero, además, el Gobierno ha ido endureciendo las condiciones para acceder a un subsidio, circunstancias ambas que han ido rebajando el coste de la nómina del desempleo, cuya expresión más significativa es la reducción de la cuantía media.

Si en noviembre de 2007 el gasto medio mensual por beneficiario en Alicante era de 953,9 euros, ahora es de 755,1, casi 200 euros menos que hace nueve años. «Este es, con probabilidad, uno de los datos más representativos del empobrecimiento al que han sido sometidas en este tiempo las personas beneficiarias de una prestación o un subsidio», denunciaba José María Ruiz Olmos, responsable de comunicación de CC OO en l'Alacantí-Les Marines. A pesar de que en el último año, el paro ha experimentado una mejoría por el inicio de la recuperación, las cifras del desempleo aún evidencian desequilibrios. Los 78.844 beneficiarios de prestaciones suponen un 40,3% más en noviembre de 2007, sin embargo este aumento no se traduce en una mayor tasa de protección social. Al contrario, los desempleados alicantinos que cobran una ayuda del paro representan ahora el 45,9% del total, cuando en 2007 los 56.158 beneficiarios suponían el 60,7%.

Fuera de cobertura

Porque fuera de cobertura todavía hay 92.915 parados alicantinos. Son aquellos que aun estando sin trabajo sobreviven sin subsidio alguno, «bien porque han agotado las prestaciones o porque no cumplen los requisitos para acceder a las ayudas», advierte Yaissel Sánchez.

El endurecimiento de las condiciones que deparó la aprobación de la reforma laboral «también ha rebajado la calidad de las prestaciones. Es llamativo que en 2007 el 63,8% de los beneficiarios y el 80,5% del gasto correspondían a la prestación contributiva, mientras que en 2016, el número de parados con esta prestación se reduce al 36,2% del total y el coste queda en el 58%», incidía Ruiz Olmos.

Una de las restricciones que más está marcando la diferencia es que las nuevas altas en el paro no han cotizado lo suficiente para tener una ayuda o, si la tienen, es de corta duración. Para CC OO, «esto es el resultado del aumento de la contratación a tiempo parcial y que la duración de los contratos es muy breve». En la actualidad, se necesita haber cotizado durante 360 días en los últimos seis años para poder acceder a la prestación del paro durante cuatro meses, «lo que condena a las personas a acumular contratos hasta poder cotizar el tiempo suficiente», coinciden José María Ruiz Olmos y Yaissel Sánchez. La dirigente ugetista añade, además, que «sí es cierto que en el último año ha ido disminuyendo estadísticamente el número de parados, pero esto ha sido reemplazado por altas tasas de temporalidad y precariedad en el mercado laboral, lo que luego se extiende a las prestaciones, ya sean de desempleo o de pensiones, como estamos viendo».

El gasto en la prestación del paro está directamente relacionada con el número de beneficiarios y sus cotizaciones. La contributiva (lo que popularmente se conoce como la ayuda del paro) ha visto rebajada sensiblemente el coste. En noviembre de 2007 supuso en Alicante 43,1 millones, mientras en el mismo mes de 2016 bajó hasta los 32,5. «Porque las cotizaciones y salarios son cada vez más bajos», advierten los sindicatos. Sin embargo, en los nueve años de intensa crisis el sistema ha visto cómo aumentaban los subsidios y ayudas de subsistencia, como se aprecia en la tabla superior.