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Mengua la jornada partida

Los trabajadores de la Comunidad que desarrollan de forma continuada su tiempo de trabajo superan ya a los que lo dividen: el 53,8% frente al 44,7%

Mengua la jornada partida Antonio Amorós

La necesidad de alcanzar mayores cotas de productividad durante el largo periodo de crisis, al mismo tiempo que se producía una rápida implantación de las nuevas tecnologías en las empresas, y el hecho de que poco a poco ha ido calando entre trabajadores y empresarios la necesidad de conciliar la vida laboral y personal -que, en realidad, está regulada por ley hace años-, son factores que han coincidido en el tiempo y que han ido modificando en los últimos años el escenario de la distribución del tiempo de trabajo.

Tanto que, si en 2007 el 54,6% de un total de 2,2 millones de personas que tenían un trabajo en la Comunidad realizaba su jornada laboral de forma partida, ahora sólo representan el 44,7% (838.200 trabajadores) de los más de 1,8 millones ocupados que tiene la autonomía. La mayoría de éstos, el 53,8% (poco más de un millón), ya desarrollan sus funciones laborales con horario continuado. Y entre ellos, la mitad son mujeres: 564.500 trabajadoras, frente a 464.900 empleados, según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) correspondientes al ejercicio 2015.

Cierto es que el mercado laboral cuenta con menos ocupados que al inicio de la crisis, y que en términos absolutos hay un número similar de trabajadores con un horario de trabajo continuado, en torno al millar. Si bien, en los últimos ocho años, los que dividen su jornada son los que mayor descenso registran.

Entre las muchas derivadas que filósofos, sociólogos, economistas... identifican y suman al concepto de «crisis», hay una constante que subyace en el origen como es la acepción de cambio. Y cambios es lo que admiten los empresarios que ha provocado la más reciente y grave crisis de los últimos años en el mundo del trabajo. Al margen de las consecuencias económicas y de pérdida de empleos, «la crisis ha hecho ponerse las pilas al trabajador y al empresario, porque ha tenido que mejorarse la producción y ha habido que ajustar costes y ser más competitivos», subraya el presidente de la patronal alicantina Coepa, Francisco Gómez.

En el proceso del nuevo escenario derivado de la crisis, ha ido ganando terreno una vieja aspiración de los sindicatos como es la posible implantación de la jornada continuada, «ya que permite de forma más clara conciliar la vida laboral y familiar», destaca José María Ruiz Olmos, responsable de comunicación de CC OO en l´Alacantí-Les Marines. «Lo ideal es que esta tendencia al alza vaya a más. Hay que volver a darle su espacio a las relaciones sociales y a la vida personal de los trabajadores», añadía Yaissel Sánchez, secretaria territorial de UGT en l´Alacantí-La Marina.

Empresas: «optimizar el tiempo»

Y lejos de encontrar grandes resistencia entre los empresarios, el presidente de la patronal considera en los nuevos tiempos «no hay que poner puertas al campo» y que hay que abogar por una «jornada flexible» que se negocie dentro de la empresa. Un reparto del horario de trabajo «para optimizar el tiempo y permitir conciliar la jornada laboral con la dedicación a la familia u otras actividades personales», señalaba Francisco Gómez.

El dirigente empresarial confirma que en la provincia son muchas ya las empresas -sobre todo de mediano tamaño- que, bien porque son exportadoras y han adaptado sus jornadas a las de sus clientes europeos o por la demanda de muchos padres -fundamentalmente madres- de una mayor flexibilidad horaria -de entrada o salida- para llevar o recoger a los hijos del colegio, han ido implantando fórmulas que coinciden con una jornada continuada, «por la que muchos comen en el trabajo -donde se suele tener una sala para ello- y al acabar el horario, pueden dedicarse a la familia o ir al gimnasio», añade Gómez.

«La jornada continuada puede ser interesante porque con las nuevas tecnologías se optimiza bien el trabajo. Estar por estar en la oficina no tiene sentido. Se puede trabajar con distintas fórmulas», incide el dirigente empresarial. Gómez, además, cree que es compatible lograr «productividad y conciliación. Si la gente es feliz, trabaja mejor», concluye.

Las estadísticas confirman que a partir del 2009, segundo año de la crisis, comenzó a bajar el número de ocupados con jornada dividida y que desde 2014 ha ido ganando terreno el horario continuado.

Tanto UGT como CC OO advierten de los «estragos» que ha causado la crisis en el mercado de trabajo y apelan a la prudencia sobre los resultados en el tiempo, ya que enmarcan esta evolución al alza «dentro de un periodo recesivo, cargado de regulaciones de empleo y de modificaciones de las condiciones de trabajo, que ha permitido la reforma laboral, por lo que hay que esperar a que se vaya estabilizando en empleo para concluir si la tendencia de horarios para conciliar se consolida», según CC OO. «Queda mucho por recorrer», apunta UGT.

Valorar turnos, tipos y duración de contratos

Los sindicatos advierten de que las fórmulas para avanzar hacia la jornada continuada deben producirse en un marco de diálogo. «A través de la negociación colectiva»; «no imponiéndose de forma unilateral por la empresa», inciden CC OO y UGT. Además, alertan de que hay sectores o áreas dentro de las mismas compañías -como los servicios centrales- donde hay más posibilidades para aplicarse esta fórmula. En contraposición, ponen sobre la mesa las grandes dificultades de una jornada continuada en actividades como el comercio o la hostelería, por ejemplo.

Por ello, consideran que en ese contexto de negociación para, en su caso, implantar este tipo de jornada, hay que considerar también la importancia de «la turnicidad (turnos) dentro de un concepto general de un trabajo de calidad, en el que también tiene que tenerse en cuenta la duración del contrato, si éste es a tiempo parcial o completo y la duración de los propios turnos», incidía José María Ruiz Olmos desde CC OO. UGT, por su parte, sacaba a relucir el reciente debate abierto sobre la propuesta de la ministra de Empleo, Fátima Báñez, de acabar la jornada laboral a las seis de la tarde. «Nosotros abogamos por la conciliación laboral y familiar, pero su propuesta resulta contradictoria con la defensa que hace el Gobierno de la liberalización de los horarios comerciales».

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