Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Efectos colaterales

El Brexit y la economía alicantina

El Instituto Interuniversitario de Economía de la UA analiza los efectos de la posible salida del Reino Unido de la Unión Europea

Británicos disfrutando de su tiempo de ocio en Benidorm. David Revenga

n La salida del Reino Unido de la Unión Europea es un tema que preocupa, ya que tres sectores de la economía alicantina pueden verse afectados: el turismo, el mercado de la vivienda y la exportación de bienes. Esta preocupación nos ha llevado a enviar al periódico Información este artículo. En él analizamos las repercusiones que el Brexit puede tener en cada uno de estos sectores que juntos suman una parte importante del PIB provincial.

El turismo

El turismo representa el 17% del PIB de acuerdo con el último estudio llevado a cabo por la Universidad de Alicante en colaboración con la Diputación. Además -y según ImpactuR -, generó 258.885 puestos de trabajo en 2015 en la Comunidad Valenciana, un 4,5% más que en 2014. La provincia de Alicante absorbe el 75% del turismo de la Comunidad y en 2015 recibió 4,7 millones de turistas extranjeros, que realizaron un total de 52,2 millones de pernoctaciones y un gasto total de 4.054 millones de euros.

A España llegaron cerca de 16 millones de turistas británicos en 2015, con incrementos interanuales de dos dígitos tanto en llegadas como en gasto turístico efectuado en nuestro país. De los más de 2 millones de turistas que recibió la CV hasta septiembre de 2015, el 94% de ellos se alojaron en la Costa Blanca y llegaron en líneas aéreas de bajo coste, siendo por tanto la provincia de Alicante protagonista casi único en el turismo británico de nuestra región y de los posibles impactos del Brexit. Los británicos son, con diferencia, el principal país emisor en la provincia de Alicante: en 2015 casi el 45% de los turistas internacionales que nos visitan y el 57% de las pernoctaciones hoteleras. La dependencia que nuestro turismo tiene de ellos es notable y se entiende por lo tanto que la disminución en el poder adquisitivo de los británicos inquiete al destino Costa Blanca.

Tras el sí del Reino Unido al Brexit en el referéndum del pasado junio, Londres solicitará en marzo de 2017 un período de negociaciones de dos años para la salida de la Unión Europea que culminará en 2019. A corto plazo, pues, el impacto del Brexit se ha limitado a la depreciación de la libra, que ya cotiza frente al euro un 18% menos que antes del referéndum. Todas las previsiones coinciden en que el mercado emisor británico atraviesa un muy buen momento y que uno de cada cuatro británicos aumentará su gasto en viajes internacionales en el verano de 2017 según la encuesta de ABTA. Si a ello sumamos la inestabilidad política que presentan nuestros principales destinos turísticos competidores en el Mediterráneo, principalmente Egipto, Túnez y Turquía, España, junto con Portugal y Chipre, se presenta como destino refugio para el emisor británico, con y sin el Brexit. De hecho, España, Portugal y Chipre han registrado incrementos de dos dígitos en el emisor británico durante la temporada estival de 2016. Esta evolución favorable contrasta con los desplomes del 70% y 30% sufridos por Egipto y Turquía respectivamente.Ahora bien, tanto ABTA como TUI y Thomas Cook coinciden en que el Brexit no afectará probablemente a la demanda de viajes, pero sí al gasto.

Cabe pensar en efecto que si se mantiene la depreciación de la libra, no se vea afectado el porcentaje de turistas británicos en la provincia, fundamentalmente porque España actúa como refugio de otros destinos de sol y playa del Mediterráneo. Sin embargo, sí que es probable que la disminución en poder adquisitivo se vea reflejada en un menor gasto realizado en nuestro país y en consecuencia una reducción de su estancia media y número de pernoctaciones o bien la elección de otro tipo de alojamiento, decantándose por el self catering. Seguiremos, por tanto, viendo el gran protagonismo del turismo británico en nuestro turismo receptor porque éste seguirá creciendo, aunque no al ritmo desorbitado del 35% anual como ha ocurrido este año.

A medio plazo, y dependiendo de las condiciones en las que se negocie la salida de la UE, las empresas turísticas alicantinas que mantengan relaciones comerciales con compañías del Reino Unido deben poner especial atención a las cláusulas de sus contratos, pues ante cualquier problema, las sentencias de jueces británicos no tendrán efecto y tampoco las de los españoles. Además, es posible que también en el medio plazo los touroperadores renegocien plazas con los hoteleros. Por otro lado, y dado que las tendencias en este emisor señalan una reducción en la demanda de producto de sol y playa frente al city break y los productos más especializados, quizá sea un buen momento para reducir la gran dependencia del mercado británico. Sobre todo de ese segmento de menor gasto per capita y mayor consumo de espacio turístico, que no nos interesa tanto. Por tanto, Alicante debe apostar por la diversificación de mercados, especialización de nuestro producto turístico identificando segmentos de mercado en auge y con mayor poder adquisitivo.

La vivienda

Hablar del impacto del Brexit sobre el mercado de la vivienda de la provincia de Alicante requiere hacer referencia a dos mercados, al menos. El primero es el de vivienda en propiedad y el segundo es el mercado de sus servicios, es decir, el uso del parque residencial por los oriundos del Reino Unido. En lo que respecta al segundo, esa utilización tiene mucho que ver con los flujos de visitantes y turistas y, por tanto, de las expectativas del sector turístico (cuyas cifras son relevantes, como se ha visto antes), aunque hay que hacer una salvedad: una parte relevante de los visitantes del Reino Unido que vienen a Alicante a pasar períodos de entre una y dos semanas se alojan en casas de familiares, por lo que sólo algunas de las estadísticas de turismo (las de viajeros) los incluyen.

Estos visitantes tienen también un nivel de gasto que se diluye con los de los residentes y, según algunos trabajos, es fuertemente sensible a los cambios en dos factores: la inflación relativa (diferencia en la capacidad de compra de sus rentas) y el tipo de cambio. En cuanto al primer factor, la posición de Alicante en términos de competitividad sigue siendo fuerte dado que los precios y costes alicantinos en casi todos los productos han permanecido inalterados por mucho tiempo, manteniéndose «baratos» a los ojos (y los ingresos) de los británicos. Esto sin contar el valor nulo del sol y el buen tiempo, fuerte y principal atractivo para ellos. Por su parte, la depreciación de la libra reduce su capacidad de compra y, casi de forma instantánea, sus deseos de gastar. El pueblo británico es muy práctico y modifica sus planes de actividades en función del precio. Así pues, si la depreciación persiste, es de esperar que no vengan tantas veces a visitar a sus familias y/o que gasten menos. Los precios de todos los servicios se verán presionados a la baja por este hecho en aquellos lugares con mayoría de visitantes del Reino Unido. Un cambio en la orientación hacia clientes de otras nacionalidades puede ser una salida que, pensamos, se producirá de forma natural.

El sector más importante para la provincia, en cuanto al mercado de la vivienda se refiere, es el de la vivienda en propiedad. Los residentes del Reino Unido han sido una de las fuentes más importantes de compradores de viviendas en Alicante durante décadas y han impulsado parte del ciclo de construcción. Deslindar el peso que su presencia tiene sobre la relevancia del ciclo de edificación en Alicante es imposible. El sector de construcción ha aportado a la provincia una media de entre el 10 y el 12% de su valor añadido bruto durante muchos años (el 6,5% desde 2013), y el de construcción de viviendas entre el 7 y el 9%. Alicante es la tercera provincia en número de transacciones de viviendas (después de Madrid y Barcelona) y la primera en España en venderlas a no residentes (con un 20% en media del total de ventas de viviendas a foráneos durante la pasada década y el 37% en el último año). Las transacciones a no residentes suponen entre un 6 y un 8% del total de transacciones de viviendas en Alicante, cifra nada despreciable en cuanto al ritmo de intercambios en el mercado se refiere. Una proporción elevada de estos intercambios se realizan con residentes del Reino Unido. Aunque las estadísticas no permiten saber cuántos son con precisión, el ritmo de sus altas en las viviendas alicantinas aproxima la cantidad: durante la época del boom (hasta 2007) suponían un 30% del total de recién llegado desde el extranjero (incluimos los inmigrantes laborales); en los últimos cuatro años son el 14% (Estadística de Variaciones Residenciales).

Aunque el volumen de transacciones supone un fuerte ingreso de recursos para Alicante, el impacto más importante se produce en el desarrollo de los sectores de servicios asociados a la residencia de su población y su continuidad en el uso y el gasto.

La presencia de residentes británicos ha conformado comunidades robustas en nuestra provincia que incluyen organizaciones, clubs, redes de conexión con el país de origen (que en muchos casos ha servido para atraer nuevos compradores) y un rico colage de culturas, de manera que forman parte del dibujo residencial de una parte importante de la costa y el interior de Alicante. Muchos de ellos (en una mayor proporción que otras nacionalidades) se han quedado a vivir permanentemente y lo han hecho al amparo de la libertad de circulación que establece su pertenencia a la UE, de la facilidad de su gobierno para transferirles las pensiones y también del proceso de integración financiera que les permitía utilizar libremente sus ahorros y riqueza acumulada. El Brexit puede afectar de forma importante en estos factores. En algún caso ya ha ocurrido en el pasado (los efectos de la devaluación o la pérdida de valor de los fondos de pensiones en bolsa reduciendo los ingresos reales de los residentes británicos) y hay trabajos que documentan caídas en la capacidad de compra de las pensiones de residentes históricos del Reino Unido hasta hacerles llegar a niveles de pobreza (también aumentos cuando el proceso es el contrario). La pérdida de valor de la libra debe estar teniendo ya ese efecto en una parte importante de los residentes británicos.

El Brexit también afectará al estatuto legal de estos ciudadanos. Cuando no pertenezcan a la UE, deberán optar por solicitar la residencia (lo que es posible dependiendo de su condición de propietarios y del tiempo que puedan demostrar su permanencia en España) o no, en cuyo caso deberán someterse a las normativas de la Ley de Extranjería. Otro cambio derivará de la nueva regulación que ampare la transferencia de fondos (pensiones) a las cuentas españolas, que dependerá de los acuerdos y de las nuevas leyes británicas.

Aunque estos cambios pueden ser importantes, son subsanables de cara a mantener el interés en la residencia en Alicante. Sería positivo en este sentido que los residentes del Reino Unido pudieran utilizar los servicios públicos nacionales al mismo precio que los residentes UE. En concreto, educación (universidades y colegios para los hijos no españoles) y sanidad. Dado que muchos de los compradores de viviendas son jubilados, el último aspecto es clave. Hoy día, por acuerdo europeo, la sanidad pública es prestada casi-gratuitamente (el convenio con el sistema de Seguridad Social europeo permite al sistema sanitario español recuperar una parte de los gastos en atención a residentes con nacionalidad foránea). Si el Reino Unido sale de la UE, el convenio se extingue y ya no tendrán acceso libre a la sanidad pública española, debiendo pagar íntegra y directamente su coste. Si combinamos los argumentos, el resultado es un cóctel de efectos difícil de evaluar: residentes mayores en Alicante, dependientes de pensiones que llegan a un ritmo no tan estable, con pérdida de capacidad de compra y cada vez más necesitados de servicios de salud cuyos gastos deberán cubrir. Si la economía británica vuelve a crecer fuertemente, los efectos no serán negativos, así que su situación en Alicante dependerá de lo bien que le vaya a la economía de su país.

Por supuesto, esto ocurrirá en el medio o largo plazo y no de inmediato, pero el pueblo británico es consciente de ello y tendrá que establecer estrategias para gestionar este problema. Es posible que una solución sea volver, aunque cabe pensar que muchos no lo harán. Otra será establecer links con su país de origen que les permitan de alguna manera mantener los privilegios europeos. Es posible también que la seguridad social británica transfiera recursos para su apoyo, pero deberá pactarlo como país extranjero. Lo que es probable es que el flujo de compradores nuevos se resienta, aunque su protagonismo en las transacciones durante los últimos años ha sido casi nulo, especialmente tras la crisis financiera, de manera que «la vuelta» puede producirse lentamente o no producirse.

Las exportaciones

El tercer sector de la economía que puede verse afectado por el Brexit es el exportador ya que Alicante es una provincia con una base económica fuertemente orientada al exterior que exporta el 14,3% del PIB provincial (según los últimos datos disponibles del PIB de 2013 de la Contabilidad Regional de España). Entre nuestros principales socios comerciales se encuentra Reino Unido, que en 2015 ocupó el cuarto lugar en el ranking de clientes, detrás de Francia, Alemania e Italia. Las exportaciones alicantinas a Reino Unido ascendieron en 2015 a 278,5 millones de euros, el 5,6% de las exportaciones provinciales, porcentaje que ha presentado una tendencia creciente desde 2012, poniendo de manifiesto que en los últimos años las ventas al mercado británico han mostrado un comportamiento más dinámico que el conjunto de las exportaciones provinciales.

La fortaleza exportadora que caracteriza a la economía alicantina se refleja en un favorable saldo comercial, que en 2015 presentó un valor de 1.091 millones de euros. El 15,84% de este superávit se debe al comercio exterior con el Reino Unido, que presenta una elevada cobertura externa (255%). Por productos, las principales ventas a Reino Unido corresponden a calzado (38,7%), frutas y hortalizas (22,9%) y textil y confección (10,8%), fundamentalmente tejidos. Asimismo, cabe destacar productos de aluminio, juguetes, plásticos y cemento.

Las buenas relaciones comerciales entre Alicante y Reino Unido pueden verse amenazadas por el Brexit. El 23 de junio de 2016 los británicos decidieron en referéndum la salida de su país de la Unión Europea y desde entonces la libra esterlina se ha depreciado frente al euro, registrando una progresiva pérdida de valor de hasta el 18% a mediados de octubre, aunque desde entonces se ha recuperado ligeramente. La depreciación de la libra ha encarecido las exportaciones provinciales a Reino Unido, lo que supone una pérdida de competitividad de los productos alicantinos en el mercado británico. De hecho, los datos disponibles de enero a septiembre de 2016 revelan que las ventas de productos alicantinos a Reino Unido han frenado bruscamente su ritmo de crecimiento respecto al mismo periodo del año anterior. En 2016 han crecido un 0,74% frente al 5,8% registrado en 2015. Entre los sectores exportadores más afectados se encuentra el calzado, con un descenso en sus exportaciones del 9,84%.

Asimismo, el efecto negativo del Brexit sobre el comercio de la provincia alicantina con Reino Unido podría acentuarse ante el establecimiento de barreras comerciales, tanto arancelarias como no arancelarias, lo que implicaría costes adicionales al intercambio de mercancías. No obstante, el futuro del comercio con Reino Unido dependerá del modelo de relación comercial que finalmente se establezca entre la Unión Europa y Reino Unido, de manera que las incertidumbres no se irán despejando hasta que no se inicien las negociaciones entre ambas partes.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats