Han sido ocho años de una digestión lenta y complicada pero Alicante está a punto de liquidar, por fin, el enorme stock de viviendas finalizadas que se quedaron sin vender tras el estallido de la burbuja inmobiliaria. En concreto, de los más de 60.000 inmuebles con licencia de ocupación -es decir, listos para entrar a vivir- que se quedaron en manos de los promotores al llegar la crisis, ya sólo quedarían por colocar unos 8.150, una cifra que se reducirá aún más el próximo año, hasta las 6.750, según las estimaciones realizadas por el Instituto de Práctica Empresarial en colaboración con la Red de Asesores Inmobiliarios Cualificados y MAR Real Estate.

«En realidad, podemos hablar de que ya no existe stock, porque las casas que siguen sin venderse son las que están mal ubicadas, en zonas donde nadie quiere vivir, o con calidades demasiado bajas. Pero en la mayoría de localizaciones no queda obra nueva por vender», asegura el director del estudio, José Antonio Pérez, quien califica de erróneos los cálculos del Ministerio de Fomento que elevan la cifra de inmuebles pendientes de comercialización en la provincia por encima de los 43.000. Pérez se alinea así con las estimaciones de la Asociación Provincial de Promotores (Provia) que llevan tiempo alertando de este agotamiento del stock, aunque sigue existiendo una abundante oferta de segunda mano.

Para el también director de la Cátedra Inmobiliaria de IPE, «sin duda ha sido la demanda turística lo que ha contribuido a drenar a una velocidad significativa» las existencias de la provincia y, también, lo que está propiciando que la recuperación de la actividad constructora sea bastante mayor que en el resto del país. Incluso por encima de las cifras que se dan en otros destinos similares, como la Costa del Sol malagueña. Así, se está acelerando la finalización de nuevas promociones que se quedaron a medias -el número de viviendas terminadas se disparará más de un 30% este año, según sus previsiones- y también crecen por encima del 30% los visados para el inicio de nuevos proyectos, que rondarán los 6.800 este ejercicio, según las mismas fuentes.

Al mismo tiempo, José Antonio Pérez también destaca el importante flujo de dinero que se está «traspasando desde las cuentas corrientes hacia el ladrillo», debido a la caída de la rentabilidad de los depósitos, un fenómeno especialmente intenso en Alicante, según afirmó. Así, lo prueba, a su juicio, el elevadísimo porcentaje de compraventas de viviendas que se realiza el contado en la provincia. No en vano, mientras que en el conjunto del país se pagan a tocateja una de cada dos casas, en el caso de Alicante son tres de cada cuatro inmuebles traspasados los que no demandan de financiación hipotecaria.

La hora de los seniors

De cara a los próximos años, el experto señala que, una vez superado el tirón que supuso la llegada a la edad adulta de los nacidos durante el «baby boom», ahora «el futuro está en la demanda de los seniors». Un colectivo, el de los mayores de 50 años, que cada vez pide más regresar al centro de las ciudades y abandonar los chalets y los pisos en urbanizaciones de las afueras en los que han criado a sus hijos. En este sentido, Pérez también abogó por incrementar las dotaciones sanitarias o actividades como el golf para atraer a estos posibles compradores.