El grupo Bonnysa y los representantes de los trabajadores han alcanzado un acuerdo para la aplicación del Expediente de Regulación de Empleo (ERE) planteado por la compañía en el centro de Maset (Mutxamel), que cuenta con una plantilla de 115 empleados y se dedica al envasado de frutas comercializadas con la marca Chanita. Finalmente, los 85 despidos que puso encima de la mesa la empresa se han reducido a 38 durante el periodo de negociación. No obstante, el expediente, también incluye 47 suspensiones temporales de empleo, que se aplicarán a lo largo de 2017, con un tope máximo de ocho meses, según fuentes sindicales.

La empresa permanecerá abierta porque, pese a la situación económica por el descenso de la producción y de pedidos que le ha abocado al ERE, «quiere recuperar producción y captar nuevos clientes», según señaló Joaquín Gil, responsable del sector agroalimentario en el sindicato UGT-FICA en l’Alacantí-La Marina.

Los representantes de los trabajadores explicaban ayer que «ha habido predisposición por ambas partes durante la negociación para rebajar cuanto se pudiera el impacto del ERE», según admitía Gil. «Las dos partes han hecho un esfuerzo y se ha incidido en las suspensiones temporales para mantener la empresa abierta porque la compañía ha decidido apostar por continuar con la actividad», añadía el responsable sindical.

El acuerdo, que se prevé firmar el próximo día 7, contempla una indemnización de 25 días por año trabajado y con un tope de 14 mensualidades. Después de la firmase se abrirá un periodo de voluntariedad para acogerse a alguna de las dos medidas. Transcurridos diez días, si no se ha alcanzado el número de trabajadores afectados previstos en el ERE, será la empresa la que decida por «criterios objetivos y no económicos», según apuntaba Juan José Pastor, secretario general de la federación de Industrias de CC OO en l’Alacantí-Les Marines.

Los representantes sindicales explican durante el día de hoy en asamblea el acuerdo alcanzado, que contempla también cláusulas «paliativas». Tanto los despedidos como los que se acojan a la suspensión temporal de empleo, pueden optar con anterioridad a la aplicación de las medidas a la oferta de recolocación de otras líneas de actividad del grupo, manteniéndose la antigüedad.

Igualmente, la compañía ha aceptado medidas sociales como que en caso de dos trabajadores que estén casados, el ERE sólo a afecte a uno de los conyuges. Igualmente, si al final el centro no puede recuperar a los empleados que entren en la suspensión temporal de empleo, «y se les despida, tendrán la misma indemnización que los que salgan ahora», añadió Gil.

El importante descenso de la producción del centro de Maset se produce a raíz de la desvinculación de Mercadona de la que Bonnysa era interproveedor. En este caso, de productos envasados como plátanos, kiwis, dátiles y otras frutas tropicales. Ahora la firma se centrará en suministrar estos productos a otras cadenas y distribuidores nacionales, según aseguraron tras anunciar el ERE.