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¡Rápido cocina!

Es patente la ausencia de cohesión entre los distintos ministros que conforman el área económica, que viene de atrás

Abierta la veda con la complicada aprobación de los Presupuestos y de la negociación para alcanzar acuerdos, primero con Ciudadanos y después con los que pueda anexionar, la agenda nutrida de necesidades muestra no pocos desencuentros, porque son muchas las materias importantes que se dejaron hasta el día después, y ahora es débil la fortaleza del Gobierno para alcanzar las reformas que se necesitan si se mantienen cercanos al conservadurismo.

No es preciso asomarse a la cocina donde se guisan los acuerdos, para conocer cuánto espera turno en el fogón económico, mientras mantienen la pugna y fricciones los principales cocineros, instalados en la preparación de un sustento en el que, sin orden, por el popurrí de materias a cocinar, se cruzan entre sí y se apropian de enseres ajenos. Están todos metidos en harina con el plato de las pensiones, tras haberse merendado casi todo el fondo de la Seguridad Social, sabiendo que las reservas apenas llegarán más allá del 2017. Los datos del aumento del déficit del 3,1% en noviembre, marcando récord, llevan a exigir que el preparado se cocine a conciencia, pactándolo en el lar de Toledo de modo garantista, dejando aparte las pamplinas que dicen que su mejor garantía es el crecimiento económico y el empleo, algo sabido, pero que no impide que se instrumenten medios para articular soluciones urgentes, que vayan más allá del aumento de la natalidad; que es solución dudosa y de fuego lento. Asegura todo el staff de cocina que no se recortarán pensiones y cabe esperar que se acuda a los Presupuestos Generales del Estado, como otro fogón de auxilio, al modo que usan los mejores chefs de otros países.

Rajoy, saliendo de su habitual «stand by», ha hecho un guiño y se ha pronunciado: para evitar que el coste del banquete de las pensiones sea soportado solamente por la Caja de las Pensiones, dice que se podrían separar las fuentes de los platos, y las pensiones de viudedad y de orfandad las soportarían los Presupuestos del Estado. También sugiere aumentar el precio del menú incrementando el tope máximo de las cotizaciones, una medida conveniente, porque es regresivo que el coste de las cotizaciones, un impuesto sobre el empleo, beneficie a los mejor retribuidos, o sea los más comilones. También podrían suprimir las invitaciones al ágape de las tarifas planas, y que las bonificaciones a los autónomos se soporten por los Presupuestos Generales y no por el Fondo de la Seguridad Social.

Entre la publicidad de lanzamiento del menú de otoño/invierno, también se apunta que los autónomos coticen más; pero este es un plato que no parece ser del gusto de Ciudadanos, su ahora fiel escudero, que es amigo de estos comensales.

Un refrito así, no es bocatto di Cardinale, pero sí conveniente para una buena digestión, porque la Seguridad Social, no puede ser un comedor social, ya va a encadenar seis años en números rojos, la pensiones de viudedad superan los 2,3 millones de perceptores, con un coste de casi 21.000 millones de euros, y aunque de ellos, el Estado asume 6.500 millones por los complementos a mínimos, el montante final no permite sostener sin daño a un restaurante con demasiadas comandas y reducidas provisiones.

Grandes cargas sin soporte

Pero además de las Pensiones, que ahora colman las sugerencias del chef, deben añadirse otros platos al menú. Se debe preparar sin falta el salpicón de la financiación autonómica, porque están todas descontentas, y las hay voraces, las mejor financiadas, y otras están escuálidas, como la Valenciana, que al emplatar siempre la dejan la última. Ninguna va a querer recibir menos y otras deben recibir más, y lo será a cargo de los fondos del Estado. Y también se debe alcanzar el objetivo de la consolidación fiscal, acercando los ingresos a los gastos público, sin perjuicio de pedir tiempo, porque este es un plato a fuego lento; e impulsar la inversión caída sin la que no hay empleo. Y es hora de mejorar los salarios, visto que el IPC ya está creciendo, y contentar a los artistas en el desproporcionado IVA que soportan los espectáculos públicos, y tantas otras más cosas que por elevar el coste de la carta, exigen aumentar precios, para mejorar las provisiones a la escasa despensa.

Una vez más, se han de aumentar las exigencias fiscales, algo que ponen sobre el tapete, aunque contradiciéndose los responsables del área económica. Montoro dice que no subirá los impuestos ni a las pymes ni a los autónomos, porque «son los emprendedores los que están sacando a España de la crisis», lo que contrasta con la idea de que deben cotizar más. En cambio, sí quiere subir el impuesto a las grandes mercantiles y reducir deducciones y compensaciones, cosa no muy del agrado del ministro De Guindos. Es buena idea, porque mientras en los demás impuestos, hemos vuelto a la posición de precrisis, en el de Sociedades, la recaudación ha caído aproximadamente en 20.000 millones de euros.

Visto que se precisa más fondo de armario en la despensa, anticipan que no tocarán el IRPF ni el IVA, pero podrían subir los impuestos especiales sobre el alcohol, tabaco y carburantes, una medida manida, porque los impuestos indirectos se sienten menos y éstos tienen objetivos sanitarios. Así que los fumadores y bebedores al lugar exterior para no contaminar, junto a los vehículos.

Va a resultar difícil que no se adorne la menestra con impuestos verdes, porque perjudican el medio ambiente: carbón, gas, fuel, gasóleo, etc. Albert Rivera, les sigue recordando que puede ahorrar reduciendo el Presupuesto de las Diputaciones y, sobretodo, reclamando a los convidados de piedra que se beneficiaron de la amnistía fiscal de 2012, que paguen la reducción del 7% que disfrutaron, como una especie de gracia no legal.

Así que, Montoro, ha cogido la sartén por el mango y envía cartas a 30.000 contribuyentes, diciéndoles que la investigación sigue abierta, que no prescribe la inspección por la presentación de la declaración especial, modelo 750, conteniendo rentas afloradas, y que habrá un seguimiento de la correcta presentación del modelo 720 por «declaración de Bienes y Derechos en el Extranjero».

Lo más plausible es que parece haberse dado cuenta de que en la lucha contra el fraude fiscal está el alma mater de la expansión recaudatoria. Ya ha anunciado un nuevo plan de lucha que, entre otras cosas, incidirá sobre la cocción a fuego rápido del control de las liquidaciones de IVA y de la limitación de los aplazamientos de pagos a la agencia tributaria, porque mal irá el restaurante si no acaba con los comensales de gorra y hace que todos paguen según sus posibilidades y si no lo hacen, que con su pan se lo coman. Con tanto como se va a cocer, degustar y servir, es imprescindible que los que han de probar y aprobar la carta definitiva, cuiden el maridaje con vinos adecuados, porque algunos de ellos se comportan ya como si estuvieran borrachos.

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