El reto del «big data», la necesidad de retener el talento y, sobre todo, cómo acabar con la distancia que todavía separa al mundo empresarial de la universidad fueron los principales asuntos que se abordaron ayer durante el Encuentro Nacional de Innovación que organizaron en Alicante Suma Gestión Tributaria y Fundeun. Un evento que logró reunir en los salones del hotel Meliá a más de 250 personas, entre los que destacaron hasta 15 rectores y representantes de universidades españolas, además de personalidades políticas y representantes del mundo económico y financiero.

Así, durante la introducción, el presidente de Fundeun, Iván Sempere, abogó por una «simbiosis entre lo público y lo privado» para favorecer la transferencia del enorme conocimiento que se genera en los centros educativos hacia la actividad productiva. Una idea que compartió también el director general de Suma, Manuel Bonilla, quien destacó que en plena era «de la cooperación, la economía colaborativa y de la hibridación», la innovación, el conocimiento y la tecnología «deben ser compartidos para añadir valor a la sociedad».

Al respecto, el presidente de la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas, Segundo Píriz, reconoció que aún existe un «cuello de botella» a la hora de traspasar esos conocimientos desde los campus al mundo empresarial y defendió los esfuerzos de los centros por mejorar la empleabilidad de sus alumnos. En la misma línea, el vicepresidente de la Fundación CYD, Francesc Solé, realizó un llamamiento a los empresarios para que se acerquen a estos centros educativos.

Por su parte, el director de Innovación del Banco Sabadell, Francesc Fajula, destacó la profunda transformación que ha sufrido el mundo empresarial con las nuevas tecnologías, con empresas como AirB&B o Uber, que carecen de productos propios y son meras facilitadoras.

Por último, el consejero de Universia y presidente de AlicanTEC, Andrés Pedreño, reconoció que la innovación puede llegar a convertirse en una «amenaza» si no se sabe gestionar de forma adecuada y también lamentó que en Europa no exista un entorno amigable que propicie el desarrollo a gran escala de empresas competitivas globales.