Los buenos datos del turismo y la incipiente recuperación del sector inmobiliario no bastan para que la recuperación económica de la provincia mantenga su velocidad de crucero, y los empresarios locales tampoco tienen la capacidad financiera necesaria para poner en marcha nuevos proyectos en un número suficiente para evitar la desaceleración. O empieza a entrar dinero -inversiones- del exterior o Alicante corre el riesgo de quedarse «rezagada» con respecto al resto del país.

Así de claro se expresó ayer el presidente del Instituto de Estudios Económicos de la Provincia de Alicante (Ineca), Perfecto Palacio, durante la presentación del informe trimestral de coyuntura que elabora esta organización y en el que se constata que la economía alicantina ha empezado a «perder fuelle», sobre todo si se compara con la evolución que registra la economía nacional en su conjunto. «No estamos hablando de que estemos en una crisis como la de 2008, Alicante sigue creciendo pero ese crecimiento se ha ralentizado», explicó Palacio, que estuvo acompañado durante el acto por el director del Proyectos del instituto, Joaquín Melgarejo, y el coordinador de Análisis del mismo, Francisco Llopis.

Así, frente a las cifras de récord que ha dejado el verano en el sector turístico -que acumula más de 23,2 millones de pernoctaciones en lo que va de año, un 9,2% más- o el incremento del número de visados para la construcción de nuevas viviendas, la economía provincial también empieza a mostrar síntomas de debilidad. Entre ellos, Ineca destaca el hundimiento de las exportaciones desde el pasado mes de junio, debido a los malos resultados del calzado, que está retrocediendo en mercados como el francés ante la mayor competencia de los fabricantes italianos.

Esta caída ha provocado que el saldo comercial tradicionalmente positivo de la provincia -la diferencia entre las exportaciones y las importaciones- se desplomara más de un 70% el pasado mes de agosto, hasta su cifra más baja de los últimos cinco años, lo que significa menos divisas para la economía alicantina. Igualmente, el instituto llama la atención sobre la situación del saldo bancario en la provincia, entendido como la diferencia entre el volumen de depósitos que las empresas y los particulares de un territorio tienen guardado en las entidades financieras y su volumen de deuda, es decir, los créditos que tienen pendientes de pagar. Un indicador que muestra la capacidad de inversión de los residentes de esa zona y que en Alicante presenta cifras mucho más negativas que en el resto del país.

En concreto, mientras que en el conjunto de España este saldo negativo se ha reducido en más de un 85% desde el estallido de la crisis -lo que significa que familias y empresas han reducido su deuda y tienen mayor capacidad para realizar nuevos gastos-, en la provincia sólo ha caído un 37,8% y los alicantinos aún deben a los bancos 15.619 millones más de los que tienen ahorrados. Éste es uno de los motivos por los que la creación de nuevas empresas se empieza a resentir en la zona, ya que desde enero sólo ha aumentado un 2,7% frente al 10% de la media nacional.

Viento desaprovechado

«No estamos sabiendo aprovechar los buenos vientos y corremos el riesgo de quedarnos rezagados del grupo que va en cabeza», insistió Perfecto Palacio, quien instó a las autoridades a tomar medidas y poner en marcha nuevos proyectos -entre los que destacó el de la creación de una Zona Franca- para convertir la provincia «en un territorio atractivo para el inversor externo», ya sea extranjero o de otras zonas de España. «Necesitamos que entre dinero al sistema productivo de la provincia», recalcó.

Al respecto, desde Ineca también destacaron la necesidad de crear el marco adecuado para la llegada de esa inversión, con la finalización de infraestructuras clave -como los accesos al aeropuerto- o la existencia de una seguridad jurídica. Así, Perfecto Palacio se mostró especialmente crítico con la decisión del Consell de reabrir el debate sobre la imposición de una tasa turística. «Ese tipo de cosas no benefician a nadie», insistió.