La empresa alicantina Bonnysa Agroalimentaria ha planteado a los sindicatos la aplicación de un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) de extinción de contratos, que supondría el despido 85 trabajadores del centro de Maset, ubicado en Mutxamel y donde se envasan los productos frutícolas que se comercializan con la marca Chanita. El ajuste laboral, planteado en la primera reunión con el comité de empresa tras anunciar el ERE, afectaría al 74% de la plantilla, compuesta por 115 trabajadores con contrato estable.

No obstante, el presidente del comité de empresa, Joaquín Gil (UGT), manifestó ayer que los sindicatos han rechazado la cifra de afectados por la regulación de empleo , «por lo que vamos a reducir el impacto durante la negociación», que se prolongará a lo largo de treinta días. Los representantes de los trabajadores valoran que la empresa «se haya mostrado abierta al diálogo y la negociación, lo que implicaría que podría haber medidas que pudieran rebajar el número de despidos»; pero también critican que en la primera reunión mantenida «no haya aportado documentación suficiente», denunciaba el representante sindical.

Envasado de frutas

El centro de Maset emplea, además de los trabajadores fijos, a personal con contratos eventuales y de fijos discontinuos; y se dedica al envasado de productos como plátanos, kiwis, dátiles y otros frutas tropicales. Hasta ahora era el responsable de proveer a los establecimientos de la cadena valenciana Mercadona.

Pero el proceso de desvinculación de los supermercados de la familia Roig, iniciado en 2013 y con el que Bonnysa decidía emprender un nuevo modelo de negocio, sería lo que habría motivado un descenso de la actividad del centro, según intuyen los sindicatos. Precisamente, una bajada en «la facturación y la actividad» ha sido la justificación puesta sobre la mesa por la empresa para plantear la reestructuración laboral en la reunión con los miembros del comité de empresa, añadíael comité. No obstante, los representantes sindicales insisten en que la documentación presentada, pese a ser voluminosa, « no es suficiente», añadió Gil.

El presidente del comité señaló que ahora «la vamos a estudiar con detenimiento: los balances y los datos de producción». Los representantes de los trabajadores quieren estudiar «las cuentas y ver qué productos van a seguir sirviéndose».

Poco después de que hace un mes de conocieran las intenciones del grupo de aplicar el ERE en el centro de Maset, la propia empresa aseguró a este periódico que, pese al ajuste, la actividad del centro tendría continuidad y que el objetivo era suministrar estos productos a otras cadenas y distribuidores nacionales.

Igualmente, indicó que la compañía se mostraba abierta a reducir el impacto de la reestructuración laboral a través de recolocaciones en otros centros de trabajo. La negociación está abierta. En la primera reunión la compañía tampoco ha informado de la cuantía de las indemnizaciones por despido, según los sindicatos.