La primera ministra británica, Theresa May, anunció en octubre que Reino Unido iniciaría la desconexión con la Unión Europea (UE) en marzo de 2017. Son cinco meses de inquietud para los exportadores españoles y alicantinos sobre el futuro impacto que el denominado Brexit causará en sus relaciones comerciales con Inglaterra, quinto mercado de la provincia por los más de 189 millones exportados entre enero y agosto de este año.

Una cifra que, no obstante, supone un descenso del 6,8% en relación al mismo periodo del año anterior, debido a que los efectos previos del Brexit y la desaceleración económica de la propia UE están pasando factura al comercio exterior, incluso, antes de que se produzca la desconexión. De ahí, precisamente, la preocupación de sectores productivos tan claves en Alicante como el del calzado o la actividad hortofrutícola, al margen de la que pueda mostrar la industria turística, cuyo principal cliente es el visitante británico.

Los exportadores temen un descenso de sus ventas a las islas, tanto por las posibles trabas a la entrada de mercancías de otros países que conlleve el nuevo escenario comercial, como por el encarecimiento de sus productos ante una depreciación de la libra esterlina o la más que posible consecuencia del retroceso del consumo en las islas.

Y en la actualidad, una de las mayores inquietudes es el marco arancelario que se definirá con la desconexión. «Está claro que si hay trabas para vender a Reino Unido, bajarán nuestras exportaciones, frente a la situación actual de "libre frontera"», advertía Eladio Aniorte, presidente de Asaja en Alicante.

Por ello, tanto los agricultores como los fabricantes de calzado reclaman al Gobierno que se negocie un acuerdo que evite un impacto arancelario. «En relación a las mayores trabas comerciales sobre la relación actual que se auguran, es imaginable y lógico que se firme un tratado comercial entre el Reino Unido y la UE y que se evite el tema de los aranceles; eso sería lo lógico», apuntaba Ramón Mampel, secretario general de la Unió de Llauradors en la Comunidad.

También la presidenta de la Asociación Valenciana de Empresas de Calzado (Avecal), Marián Cano, admitía que una posible «barrera arancelaria mermaría y complicaría nuestra penetración en aquel mercado, que se encuentra entre los diez primeros clientes del sector y donde, además, nuestro productos se encuentra muy consolidado al tener gran prestigio».

El calzado, que es el primer exportador provincial, es, asimismo, el que concentra la mayor facturación exterior con Reino Unido, con 66,5 millones de un total de 189,3; es decir, el 35% del total.

Los primeros efectos

No obstante, entre enero y agosto ha acusado una caída de sus ventas a las islas del 24,3%, precisamente, por la contracción de los mercados europeos y de la demanda interna ante la incertidumbre que ya viene causando el Brexit entre los consumidores británicos. Un encarecimiento del producto ante una depreciación de la libra, aumentaría, además, el grado de preocupación de los exportadores de calzado.

El sector alimentario es el segundo exportador provincial e, igualmente, el segundo con mayor relación comercial con Reino Unido, con más de 26 millones facturados de enero a agosto de este año, en el caso de las hortalizas. Un volumen que supone un aumento del 28,7%, al contrario del descenso experimentado por el calzado. También las frutas registraron un incremento del 11,1% por los más de 13 millones exportados, según los datos del Instituto de Comercio Exterior de Alicante.

Sin embargo, estos avances podrían cambiar de tendencia si se cumplen los temores de los productores agrícolas provinciales con respecto al Brexit. En estos momentos, los limones o las granadas «son productos muy demandados por los británicos, al igual que las naranjas, el brócoli, el caqui o las alcachofas», explicaba Eladio Aniorte.

Precisamente, un reciente estudio de la consultora KPMG advertía de que la industria agroalimentaria española podría ver rebajados sus ingresos, el volumen de sus ventas a Reino Unido y sus márgenes comerciales como consecuencia del Brexit. Y señalaba al sector alimentario como uno de los más afectados ante una salida de las islas de la Unión Europea, ya que supone el 19% de las exportaciones españolas a Reino Unido, situándose sólo por detrás de la industria automovilística, que representa el 29%.

En el caso de la provincia, los productos de aluminio -en la capital se encuentra la planta de Aludium-, los tejidos, el plástico o las manufacturas de piedra son otros de los productos que se exportan a Reino Unido.