A los grandes empresarios de la Comunidad les preocupa que la reforma tributaria que aprobará el Consell (ahora es un anteproyecto de ley) incluya medidas que afecten a la sucesión de las empresas familiares y así se lo trasladaron ayer al presidente de la Generalitat, Ximo Puig, durante el desayuno de trabajo que compartieron.

Tras la reunión, el presidente de AVE, Vicente Boluda, recordó que este tipo de empresas representa el 99% del tejido empresarial autonómico y reclamó que el Impuesto de Sucesiones y Donaciones «no agobie ni descapitalice» al empresario receptor de la sociedad y «no sea de tal calibre» que haga imposible esa sucesión. El empresario añadió que «obviamente, hay que pagar impuestos y el que tiene más tiene que pagar más. Eso está bien. Si aplicas tres, cuatro o cinco puntos más a los que más tienen no hay ninguna queja, al contrario, todo el mundo va a estar de acuerdo».

Estas declaraciones y las expresadas por empresarios alicantinos en declaraciones publicadas en INFORMACIÓN alarmaron a la Conselleria de Hacienda. Ayer aseguraron en un comunicado que la reforma tributaria será «inocua» para el Impuesto de Sucesiones en la empresa familiar en la Comunidad. En el anteproyecto de Ley de Acompañamiento de los Presupuestos de 2017 que debe llegar a las Cortes, el requisito para poder acceder al 95% de reducción del valor de la empresa que se trasmite se ha modificado a nivel autonómico, explican, «para hacerlo solo aplicable a las pymes -con un volumen de operaciones inferior a los 10 millones-». «Ha sido una medida simbólica, un gesto hacia las pymes, partiendo de la base de que las empresas de más de 10 millones podrán acogerse a la reducción estatal que también es del 95%», argumentan.

«La única diferencia es que los que se acojan a la reducción estatal tendrán que mantener 10 años la empresa después de heredarla; en cambio, en la Comunidad esto se redujo a cinco años. Así hay un compromiso mayor de continuidad de la empresa familiar, que es una de las apuestas del Consell», apuntan fuentes de la Conselleria de Hacienda.

«La reforma amplía el abanico de familiares a los que se puede trasmitir la empresa para poder optar a los beneficios de empresa familiar. Ahora son descendientes y cónyuge, y con la reforma se extiende hasta el tercer grado (hermanos, sobrinos, nueros, suegros, etc.) aunque existan hijos», apuntaron desde el departamento que dirige Vicent Soler.