El exvicepresidente del Gobierno Rodrigo Rato ha explicado hoy que las tarjetas opacas de Caja Madrid que investiga la Audiencia Nacional constituían "un incentivo perfectamente legal", equiparable a los que se veían en el resto del sector.

Rato ha comenzado hoy a responder a las preguntas del fiscal Anticorrupción, Alejandro Luzón, al que ha asegurado que al día siguiente de acceder al cargo, el entonces director general Ildefonso Sánchez Barcoj le entregó una tarjeta para uso personal y con carácter remuneratorio, y otra para gastos de representación.

Rato ha señalado este martes que se le otorgó una tarjeta black "perfectamente legal y equiparable" al resto del sector y ha asegurado que era parte de su retribución durante su etapa de mandato en Caja Madrid.

En aquel momento, entendió que se trataba de una forma de pago para los órganos de gobierno y para el comité de dirección; y es que según Rato las cajas que dieron lugar a Bankia eran muy pequeñas y casi todas tenían dietas por asistencia, pero Caja Madrid tenía unas condiciones distintas al tratarse de la cuarta entidad de España.

Dichas tarjetas, ha explicado, tenían un límite anual fijado antes de su llegada a Caja Madrid, limite que él nunca modificó y que no recuerda si gastó íntegramente.

"No me parece ni bien ni mal el sistema"

El que fuera presidente del FMI ha asegurado que ha conocido más detalles sobre las tarjetas durante la fase de instrucción, y ha eludido dar su opinión sobre algo que "no me parece ni bien ni mal el sistema, ni podría afirmar que se trató de la única entidad en España en aplicarlo".

Además Rato, que cargó 99.084 euros a su plástico entre 2010 y 2012, ha asegurado que Caja Madrid disponía desde 2004 de un Comité de retribuciones "cuya función era la fijación de incentivos".

Aunque no ha querido afirmar con rotundidad si otras entidades gozaban de una tarjeta similar a la otorgada por Caja Madrid, sí que ha asegurado que se trataba de una práctica "bastante homologable con el sector" y ha responsabilizado de su emisión al Comité de Medios asegurando que era este órgano el que tenía que conocer las tarjetas que se daban.

"Siendo presidente ejecutivo no era mi principal deber saber quiénes eran los responsables directos de contrato de determinados servicios", ha manifestado Rato, quien también ha insinuado que él no tenía por qué conocer los cargos de la tarjeta en tanto eso pertenecía al departamento de contabilidad de la caja.

Auditoría interna y externa

Al respecto, el exvicepresidente del Gobierno, para quien la Fiscalía pide cuatro y medio de prisión y multa de 108.000 euros, ha añadido que existía auditoría interna y externa de la caja y ha citado al Banco de España, con quien se celebraban reuniones semanales, para descartar que se tratara de un sistema opaco.

Rato ha defendido que los gastos efectuados a través de las polémicas tarjetas "opacas" estaban sujetas a su saldo contra la entidad, la cual actuaba de acreedora.

Así lo ha asegurado Rato a su defensa, a quien ha reconocido que no modificó el sistema retributivo de la caja hasta finales de 2011 "cuando la entidad dejó de existir", aunque ha negado que "ningún departamento interno o autoridad externa" comunicase jamás irregularidad alguna en las retribuciones que "creía y creo eran legales, transparentes y ampliamente conocidas".

Las tarjetas eran "totalmente transparentes"

El que fuera director gerente del FMI, acusado junto a otros 64 usuarios de apropiación indebida continuada, ha incidido en que las tarjetas no podían esconderse al ser "nominativas y por tanto, totalmente transparentes", y ha reiterado que eran un medio con el que "ganar liquidez" y no un complemento retributivo, ya que su salario como presidente "venía prefijado por la ley".

En este sentido, Rato también se ha referido a la retribución percibida durante los últimos años al frente de la entidad, y ha reconocido que en 2012 tenía devengado "un salario importante del 2011" como creador de Bankia, periodo por el que más tarde tuvo que responder ante el nuevo equipo del banco.

"Yo recibo una llamada telefónica de Bankia en la que me dicen que los gastos realizados en 2011 no estaban bien sostenidos y que los personales que creía neteados contra mi indemnización tampoco", ha señalado.

Asimismo, ha añadido que "como no tenía intención de discutir con Bankia sobre temas de dinero, pregunté cuánto era y lo ingresé", antes de recordar, con cierto aire de reproche al banco, que renunció de forma voluntaria a la indemnización tras dimitir en mayo de 2012.

En las postrimerías de su intervención, el fiscal, que pide cuatro años y medio de cárcel para Rato, ha puesto énfasis en el último informe de remuneraciones de Caja Madrid que nunca llegó a aprobarse ni fue a la Asamblea General, y le ha preguntado que si las tarjetas "eran tan conocidas" por todos, cómo no figuraban en este documento.

El expresidente de la entidad, que ha dicho no conocer este papel, ha reiterado que la responsabilidad recaía en la secretaría general, la cual incorporaba además el área de fiscalidad, encargada de inspeccionar "de forma repetida" estos gastos.

"Nunca, le di ninguna instrucción sobre estas tarjetas a ninguno de los dos secretarios generales que tuve (Enrique de la Torre e Ignacio de Navasqüés) ya que me pareció que sus informes eran exactos", ha señalado Rato.

En este sentido, el fiscal ha afeado que se ampare en la responsabilidad de las personas que prepararon estos documentos y no en la del consejo de administración, que debió revisar el contenido de éstos antes de proceder a su aprobación.

Contexto

El exvicepresidente del Gobierno se somete a las preguntas de las partes como ya lo hizo el pasado viernes Miguel Blesa, presidente de Caja Madrid entre 1996 y 2010, y quien apuntó que se trataba de un sistema de retribución por parte de la caja, no de gastos de representación, y negó que esta práctica fuera desconocida por los supervisores.

Según el escrito de la Fiscalía, durante el tiempo que hizo uso de su tarjeta, Rato se benefició de estancias en hoteles de cuatro y cinco estrellas, de accesorios de Louis Vuitton, o de compras en diversos bazares (en una realizada en diciembre de 2010 abonó 2.439 euros), según se desprende del desglose de gastos.

Blesa, por su parte, aclaró ante el tribunal que los beneficiarios de los plásticos --que cargaron un total de 12,5 millones entre los años 2003 y 2010-- no justificaron los gastos realizados porque no les eran requeridos y que ni el Banco de España ni Hacienda pusieron "tacha alguna ni vieron irregularidad" durante el tiempo que estuvieron vigentes las 'black'.

El exdirectivo, que fue el primero de los 65 encausados en enfrentarse a la ronda de preguntas, agregó que los auditores de la entidad tenían suficientes "pistas" para conocer la existencia de las mismas y añadió, a preguntas de su abogado Carlos Aguilar, que tenía la plena convicción de haber actuado "siempre" legítimamente.

Ahora le toca el turno a su sucesor al frente de Bankia, Rodrigo Rato, para quien la Fiscalía Anticorrupción pide cuatro y medio de prisión y multa de 108.000 euros, además de una indemnización de 2,6 millones de euros por los gastos autorizados entre 2010 y 2012 cuando sustentó la presidencia de Bankia.