Salvador Gabarró puso fin ayer a una etapa de casi doce años como presidente de Gas Natural Fenosa, en la que ha logrado convertir la gasista Gas Natural en un grupo energético integrado de gas y electricidad, así como en una empresa de perfil internacional. La empresa que deja Gabarró ha pasado de ganar 642 millones en 2004 a 1.502 millones en 2015, así como de repartir un dividendo anual de 318 millones aquel año a 1.001 millones doce años después.

Una de las claves de la transformación de la empresa ha consistido en su internacionalización. Si el 29 de octubre de 2004, el día en que Gabarró fue designado presidente, el grupo tenía presencia en diez países, ahora opera en 30 países, y lo hace mediante iniciativas como la sociedad Global Power Generation y apoyada en su capital por firmas como GIP o socios estratégicos como Sonatrach.

El hasta ayer presidente ha capitaneado el salto al negocio de la electricidad. Como parte de este esfuerzo figura el intento de compra de Endesa mediante la OPA lanzada a finales de 2005, que dio origen a la mayor batalla empresarial de los últimos años y que derivó finalmente en la adquisición de la eléctrica por parte de Enel y Acciona.

Fue en 2009 cuando Gas Natural logró por fin convertirse en una de las grandes eléctricas de España. Lo hizo con una primera operación en 2008, mediante el acuerdo para la compra a ACS de un 45% de Unión Fenosa, y después con la materialización, un año después, de la adquisición del resto de la eléctrica y la creación de Gas Natural Fenosa.

Nacido en 1935, Gabarró reivindica sus «valores tradicionales» y sus orígenes de empresa familiar. Su estilo se caracteriza por un talante afable, prudente y diplomático, en el que priman las distancias cortas y la necesidad de mantener buenas relaciones y gestionar con habilidad la empresa.