El Banco Popular comunicó ayer oficialmente a los sindicatos que va a realizar un ajuste de plantilla que afectará a entre 2.900 y 3.000 empleados y que supondrá el cierre de unas 300 oficinas con el fin de elevar su rentabilidad en el actual marco de bajos tipos de interés, que ha mermado los ingresos de todo el sector financiero. Una caída de márgenes a la que se ha sumado el avance de la banca digital, tal y como ha reconocido la propia entidad.

Así, el banco señaló ayer que estos ajustes están pensados para optimizar la red de oficinas, por lo que se reducirá la plantilla en aquellas de menor rentabilidad por empleado y se limitarán los días de apertura en las localidades de menor tamaño.

También afectará en mayor medida a los servicios centrales, lo que provoca que Madrid cargue con el 28% de todo el ajuste de plantilla. Andalucía será la segunda autonomía más afectada, con el 16% del recorte de puestos de trabajo previsto en todo el país, seguida por Galicia, con el 15%. En el caso de la Comunidad Valenciana, la región cargará con el 6% del ajuste, lo que supondrá prescindir de unos 170 trabajadores de los 900 que emplea en banco en la zona, según la información facilitada por CC OO.

Exceso de ladrillo

A pesar de los argumentos esgrimidos por la dirección del banco, los sindicatos creen que la entidad, para lograr los objetivos ya anunciados en su último plan de negocios, no necesita un Expediente de Regulación de Empleo (ERE), sino solucionar un grave problema estructural, que es el exceso de «ladrillo» en su balance. Además, están preocupados por las condiciones en las que saldrían de la entidad las personas afectadas, ya que aseguran que el banco tiene una cantidad de dinero «limitada» para este fin.

El Popular adelantó que el ERE afectará a entre 2.900 y 3.000 empleados, dependiendo «de la aplicación definitiva de las medidas de optimización» y recordó que tiene unos 1.700 empleados con 59 años o más, lo que da pie a que buena parte de las salidas se produzcan mediante prejubilaciones. Ambas partes tienen previsto reunirse de nuevo el próximo viernes 23 y los sindicatos esperan que los representantes del banco sean más precisos sobre sus intenciones.