Ni casas ni joyas ni ningún otro tipo de bienes de lujo. En la actualidad los ricos de la Comunidad Valenciana tienen la mayor parte de su fortuna en participaciones empresariales, ya sea de su propio negocio, o bien en acciones de otras compañías. Así se desprende, al menos, de la estadística elaborada por la Agencia Tributaria con las declaraciones del Impuesto sobre el Patrimonio correspondientes al año 2014, que vuelve a situar a la autonomía como la segunda con mayor número de contribuyentes por este tributo, sólo por detrás de Cataluña.

En total, fueron 18.852 los residentes de la Comunidad Valenciana que tuvieron que rendir cuentas de su riqueza ante Hacienda, lo que supone 138 más que el año anterior. Una cifra más que considerable si se tiene en cuenta la situación económica y que en ese ejercicio sólo pagaban este impuesto quienes tenían un patrimonio neto (el valor de sus posesiones menos el importe de sus deudas) superior a los 700.000 euros -ahora el Consell lo ha rebajado a 600.000 euros-, o quienes acumulaban bienes por más de dos millones de euros, con independencia de lo que debieran.

El importe conjunto de la riqueza de estos afortunados alcanzó los 54.642 millones de euros, un 0,2% más que el año anterior. De esa cantidad, sólamente un 17,9% -9.764 millones- corresponde a bienes inmuebles, lo que no deja de sorprender en una autonomía que ha sido el epicentro de la burbuja inmobiliaria y donde las constructoras acapararon durante años los ránkings de las mayores empresas.

Por el contrario, hasta el 76,6% de todo ese dinero es capital mobiliario de todo tipo. La mayor partida, 25.701 millones de euros, son acciones, bonos y obligaciones de empresas no cotizadas, entre las que se incluyen las del propio negocio familiar, de donde procede la mayor parte de la riqueza de estos contribuyentes. O, en otras palabras, que la principal inversión de los ricos actuales son sus propias empresas.

Por su parte, en valores negociables guardan otros 10.287 millones (un 18,8% de su patrimonio total), de los que sólo 985 millones corresponden a deuda pública, una inversión a la baja ante la caída de su rentabilidad. Por el contrario, dentro de este apartado ganan terreno los fondos de inversión, a los que destinaron 5.286 millones, y la compra directa de acciones en los mercados, que suman otros 4.015 millones.

Menos efectivo

Por su parte, frente al citado auge de los fondos, se redujo el dinero que los más pudientes de la Comunidad Valenciana guardan en depósitos y cuentas corrientes, que cayeron de 6.520 millones en 2013 a 5.915 millones en 2014. Los seguros de vida y las rentas sumaron otros 857 millones de euros, de acuerdo con la información de la Agencia Tributaria. Unos datos que también indican el poco apego al lujo y la ostentación de las clases altas valencianas, que en joyas, vehículos de lujo, pieles u obras de arte sólo declararon 69 millones de euros, apenas un 0,1% de su riqueza. Claro que habría que ver cuántos de estos bienes están a nombre de sus compañías y no aparecen en la estadística de Hacienda.

En cuanto al patrimonio medio de las fortunas de la autonomía, en 2014 se situó en 2.898.484 euros, lo que supone la cuarta cifra más elevada del país tras el que declaran los ricos madrileños (8,4 millones de media por declarante del Impuesto sobre el Patrimonio), los gallegos (con 4,2 millones de euros) y los canarios (3 millones).