El Banco de Inglaterra tomó ayer medidas drásticas para combatir los efectos del voto por el «Brexit» en el referéndum del 23 de junio con un recorte de tipos hasta el mínimo histórico del 0,25% y una ampliación de su programa de estímulo económico.

El banco central británico satisfizo a los mercados al anunciar la esperada rebaja de los tipos de interés, que llevaban en el 0,5% desde marzo de 2009, cuando se redujeron a esa cota entonces mínima para combatir la crisis financiera global. Además, la institución sorprendió al introducir un paquete de medidas de estímulo mayor de lo esperado, que está valorado en su conjunto en 170.000 millones de libras (más de 200.000 millones de euros).

El anuncio de estas iniciativas, que responden a una ralentización de la economía nacional tras la consulta sobre la Unión Europea (UE), provocó la caída automática de la libra, que bajó un 1,28% frente al dólar y un 1,06 % con el euro, y la subida de la Bolsa de Londres, que ganó un 1,52% hasta los 6.735,20 enteros.

Al explicar las decisiones del comité de política monetaria, el gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, precisó que no se espera que el Reino Unido caiga en recesión, como predicen algunos analistas, pero sí se prevé «muy poco crecimiento» en la segunda mitad de este año. Así, el banco central rebajó su previsión de crecimiento del PIB en 2017 del 2,3% que predijo en mayo hasta un 0,8%, la mayor revisión a la baja desde que empezaron las predicciones en 1992. La previsión para 2016 se mantiene invariable en el 2%, debido al buen rendimiento de la economía británica en la primera mitad de este año, y se rebaja la perspectiva de crecimiento en 2018 del 2,3 al 1,8 %.