Sea por un exceso de optimismo en la previsión de ventas o por un descenso de las mismas en Europa como consecuencia de las incertidumbres que pesan en el continente, especialmente después de la salida del Reino Unido de la UE, lo cierto es que los nubarrones se ciernen sobre la factoría de Ford en Almussafes, cuya dirección anunció ayer a sus trabajadores una reducción en la producción que implicará la destrucción de hasta 430 puestos de trabajo. La empresa informó a los representantes de la plantilla de que, «una vez más, se hace necesario ajustar los programas de producción a la baja a partir de septiembre para adaptarnos al ritmo real de nuestras ventas tanto para vehículos como para motores», según un comunicado al que ha tenido acceso este diario.

El recorte en la fabricación de coches será en total de 12.900 hasta finales de año, es decir 176 al día. A excepción del Kuga, se verán afectados todos los modelos, principalmente el Mondeo y la Transit Connect. La dirección explicó que, dado que «la cantidad a fabricar de Kuga exige trabajar todos los días del calendario laboral hasta finales de año, la reducción de volumen se conseguirá a través de un nuevo rebalanceo a 1.714 coches/día que reduce las necesidades de personal entre 370 y 400 y que entrará en vigor a principios de septiembre». En la planta de motores, se rebajará la producción en 200 unidades cada día, lo que obliga a otro «rebalanceo» que implicará la supresión de 30 puestos de trabajo. En conjunto, se trata de entre 400 y 430 despidos, que, según la dirección, se formalizarán mediante la «cancelación y no renovación de contratos». Sin embargo, los efectos sobre el empleo serán mayores este verano, dado que, como recordó ayer a este diario el secretario general de UGT en la factoría, Carlos Faubel, para finales de este mes de julio está prevista la extinción de 160 contratos de eventuales, comunicada hace unas semanas en el primer ajuste que anunció la empresa por la caída de la producción. Por tanto, estamos hablando de 590 empleados menos de cara al 1 de septiembre, es decir, el 6,4 % de los 9.200 trabajadores con que cuenta la factoría en la actualidad.

Faubel, que expresó la sorpresa que la nueva medida despertó ayer en los representantes de la plantilla, aseguró que el sindicato mayoritario en la empresa «se opone a los despidos» y va a pedir la apertura de un proceso de negociación porque entiende que hay margen para ello, bien para reducir el número de afectados o para pactar retrasar la decisión a 2017, a la espera de ver si se produce un repunte en la producción. Faubel aseguró que «no se cumplen las previsiones de ventas efectuadas por la compañía, seguramente porque eran muy optimistas, aunque también es cierto que hay ralentización e inestabilidad en Europa y dudas en el consumo, que podrían impactar en el sector».