Matías Pérez Such anunció ayer por sorpresa a los miembros de la Fundación CAM -heredera de la Obra Social de la extinta Caja Mediterráneo- su dimisión como presidente de la institución, al poco de comenzar la reunión del Patronato, convocada para aprobar las cuentas de 2015. Como así fue, posteriormente -y ante notario, como en anteriores ocasiones-. Los patronos dieron el visto bueno unánime al balance de 2015.

El expresidente, que seguirá como miembro de la entidad, renuncia al cargo «una vez cumplido su mandato y tras conseguir los objetivos marcados hace cuatro años», según informó la institución, tras finalizar la reunión. El comunicado también destaca que los objetivos logrados y que se había marcado el ya expresidente se sustentaban en la inscripción de la Fundación en el Registro de Fundaciones, «tras un complejo proceso jurídico, así como reactivar la función cultural y social de la entidad, además de encauzar los procesos judiciales (fundamentalmente los de las cuotas participativas de la antigua CAM) en los que está inmersa la Fundación», añade la nota oficial.

Ahora, será el vicepresidente Clemente García (representante del territorio de Murcia) el que le sustituya en el cargo, como marcan los estatutos, hasta que el Patronato elija al nuevo presidente. El próximo nombramiento está previsto que se realice antes de finalizar este mes, en una reunión cuya fecha aún está por fijar.

El que fuera responsable autonómico de Turismo renuncia a la presidencia tras la aprobación de las cuentas de 2015. Unas cuentas que han supuesto un quebradero de cabeza para la entidad, ya que la falta de ingresos ha ido mermando los fondos que heredó de la extinta caja de ahorros -alrededor de 80 millones- , mientras que los gastos aumentaban. Los fondos rondarían ahora los 70 millones, según distintas fuentes. En 2011, la entidad comenzó a funcionar como gestora, que inició el proceso para convertirla en Fundación. Y como tal quedó constituida en 2014.

Precisamente, la aprobación de la formulación de las cuentas estaba prevista para la reunión anterior del Patronato, el pasado 30 de junio, donde la empresa auditora informó del balance. Si bien el asunto se dejó sobre la mesa ante las peticiones de varios representantes de conocer con más detalle los números.

En aquella reunión también se escucharon críticas a la gestión de la institución, calificando la actividad de la misma de «discreta», al igual que quejas por los altos gastos jurídicos que supone la personación en los procesos judiciales. Las críticas procedían, sobre todo, de los miembros procedentes de Murcia, aunque el malestar sobre la escasa actividad se extendía también a representantes de los territorios de Alicante y Murcia. «No es cuestión de si unos son de un territorio o afines a un partido político u otro, existe malestar por la poca actividad», insistían varios patronos. No obstante, sí admiten que la entidad ha conseguido en este tiempo reactivar la función cultural con programación permanente en todas las sedes y lanzar algunas iniciativas.

Por otra parte, en la anterior convocatoria, los miembros de la institución también tenían en sus carpetas un informe detallado del Instituto Valenciano de Finanzas (IVF) -especie de tutor de la Fundación- recordando los «malos» números de la entidad. «Un informe que sólo reflejaba la realidad. Lo que ya sabíamos», justificaba ayer un patrono refiriéndose a la falta de ingresos y los elevados gastos.

Renuncia del director-gerente

Si el ya exmandatario sorprendió ayer a los patronos con un golpe de efecto anunciando su dimisión al principio de la reunión, también causó sorpresa que informara de la renuncia, igualmente, del director gerente, Javier Rodríguez, que, al parecer, se produjo tras celebrarse la última convocatoria.