El jurista español Antonio Garrigues Walker reconoció ayer que «el Brexit no es una buena noticia para el sector inmobiliario» y señaló que los promotores deberán buscar «mercados alternativos» para «paliar» el daño que provocará la decisión de los ciudadanos británicos de abandonar la Unión Europea en la evolución de su negocio. Así lo destacó ayer durante la conferencia-coloquio que ofreció en Alicante, invitado por el Observatorio Económico de la Provincia y Cepyme, en la que alertó en varias ocasiones sobre las consecuencias que la marcha de los británicos puede acarrear para la economía española y la de todo el continente.

Entre otras cosas, el que fuera presidente del bufete de abogados de Garrigues durante más de cincuenta años, recordó el papel de puente que el Reino Unido siempre ha ejercido entre Europa y los Estados Unidos y expresó su temor a que la ruptura afecte negativamente a esta relación. Es más, el jurista señaló la posibilidad de que la UE quede «aislada» en la escena internacional si, además del «Brexit», finalmente rechaza firmar el Tratado Transatlántico de Comercio con los norteamericanos, el conocido como TTIP, por sus siglas en inglés.

Garrigues Walker apuntó, de forma coloquial, que los Estados Unidos siguen siendo «los que mandan» ya que son quienes tienen la capacidad económica y la tecnología más avanzada y recalcó la necesidad de mantener unos lazos firmes con este país para garantizarse el desarrollo futuro. Así, recordó que Estados Unidos ya ha firmado un tratado similar con varios países asiáticos, lo que, a su juicio, aumenta todavía más la necesidad de un acuerdo similar con Europa.

En cuanto al resto de consecuencias del «Brexit», Garrigues Walker señaló que «en estos momentos nadie puede aventurar qué va ocurrir» y señaló la crisis de «proporciones gigantescas» que ha desatado entre la clase política del propio Reino Unido.

Incertidumbre

Por otra parte, el jurista también se refirió a la nominación de Donald Trump como candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos o al ascenso de los partidos de extrema derecha en toda Europa para señalar que, en comparación, «España no está tan mal». Según afirmó, «si se consiguiera un Gobierno con un apoyo amplio sería un regalo» para el país, que podrían convertirse en destino de muchas inversiones. No obstante dudó de que este escenario vaya a producirse, en vista de la actitud de nuestros políticos.