Es una de las peores pesadillas de cualquier propietario, que alguien «okupe» su vivienda. Y con razón. Sobre todo si necesita venderla porque, entonces, deberá renunciar a la mitad de su valor para encontrar un comprador dispuesto a asumir la tediosa tarea de expulsar a estos peculiares inquilinos. Ésa es, al menos, la principal conclusión de un estudio realizado por los técnicos del portal Idealista, que analiza esta cuestión.
Para ser exactos, en el caso de la Comunidad Valenciana los propietarios de estas viviendas deben rebajar hasta un 50,7% el precio que exigirían por un inmueble de similares características que estuviera vacío; uno de los mayores descuentos de todo el país. La media nacional está en el 42,4%, aunque en Asturias llega al 65,1% y en Navarra sólo supone una merma del 28,1%, según las mismas fuentes.
El porqué de esta pérdida de valor es bastante sencillo. Los compradores deben firmar el contrato de compraventa sin haber podido visitar la vivienda; deben asumir, además, que habrá numerosos desperfectos y, sobre todo, deben hacerse cargo del proceso judicial para desahuciar a los «okupas». Un trámite que suele dilatarse bastantes meses. Eso sí, aunque parezca mentira, existe mercado para esta viviendas.
