Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Y en esto llegó el «coliving»

Un alojamiento de Xàbia aboga por compartir espacio para trabajar, hacer turismo y convivir

Viajar y compartir espacio para trabajar, al tiempo que se convive en un alojamiento es la filosfía básica del «coliving». Imágenes de «Sun and Co.» INFORMACIÓN

Viajar mientras se trabaja y con internet como herramienta clave para el desarrollo de la tarea profesional. Este es el paradigma del «coliving», nuevo movimiento que está abriéndose paso en el mundo laboral globalizado -más implantado en California o en Bali- entre emprendedores, freelances o trabajadores por cuenta ajena, y que representa un paso más allá del «coworking» o compartir espacio entre distintos profesionales en el momento de realizar cada uno su trabajo.

Un nuevo paso que supone añadir dos elementos: el viaje -clave para los que ya se denominan «nómadas digitales»- y el alojamiento adecuado que ofrece la posibilidad del «coworking», además de convivir, «crear una comunidad de experiencias» durante el tiempo que coinciden en el mismo establecimiento hotelero, resume Eduardo Diego, responsable de «Sun and Co.», un espacio «coliving» en Xàbia, el primero enfocado a este movimiento en la provincia.

Poco podían imaginar, probablemente, Pascual y Josefina que su antigua casa familiar de Xàbia -con gruesas puertas de madera, patio y suelos hidráulicos- sería a día de hoy en lo que la ha convertido su nieto Eduardo, tras la pertinente reforma: un establecimiento que sigue la tendencia de la economía colaborativa que se impone en el siglo XXI. En él se comparte vida, trabajo y se hace comunidad. «Coliving; Coworking; Community», las tres claves del proyecto. Eduardo inició el negocio hace tres años, después de que pasara varios años en Berlín, estudiando y trabajando en fórmula «coworking» y volviera a su Xàbia natal para iniciar la andadura profesional.

Ahora, con 31 años, está satisfecho de la decisión tomada. En este tiempo, en «Sun and Co.» -que cuenta con ocho habitaciones y espacios comunes, como el patio o la cocina, además de la planta baja dedicada al «coworking»- ha alojado a arquitectos, fotógrafos, diseñadores, programadores informáticos, traductores, community managers (responsable de la comunidad virtual, digital, en línea o de internet de una marca en las redes sociales), traductores o equipos de trabajo de una empresa de distintas partes del mundo. Desde el norte de Europa a Brasil, Australia o Estados Unidos. «También españoles, pero pocos porque aquí es un movimiento todavía muy incipiente», especifica Eduardo. A nivel internacional, hay una veintena de alojamientos de este tipo y en España, «muy pocos»: en Galicia, Baleares o Canarias, además del «Sun and Co.» «No , son muchos para lo que hay en el mundo», resalta Eduardo.

Los huéspedes son jóvenes -en la treintena, la mayoría- «trabajadores en remoto» a los que les gusta viajar, cargados con sus dispositivos móviles, por lo que mezclan el turismo y la innovación empresarial dentro del fenómeno de la economía colaborativa. Durante una semana, mínimo, desarrollan su tarea en el establecimiento -obviamente dotado con wifi- al mismo tiempo que conocen la zona. «Y dicen que son más productivos» en el trabajo.

«Hacen vida local», añade Eduardo. Además de en el establecimiento, se les puede ver trabajar con sus ordenadores en la playa o en una cafetería. Y después del horario laboral, «en el que pueden estar conectados y operando con sus clientes por internet», salen a pasear a la playa o a hacer otras actividades, como prácticas con kayaks, cenas, excursiones...

«También nosotros proponemos actividades o ellos mismos y si se acepta, se realiza entre todos». Algunos son debates de actualidad o sobre su propio trabajo. Porque durante el tiempo que están alojados trabajando se crea una «comunidad», término que a Eduardo le gusta subrayar. Fundamentalmente, porque supone el «valor añadido» de su proyecto. «¿Si no por qué crees que vendrían desde California o Brasil aquí, cuando allí tienen playa, sol..?», advierte. «Cierto es que en España los costes son más baratos, hay seguridad e infraestructuras», admite, pero es la «"experiencia vivida durante el "coliving" lo que les hace que vuelvan», destaca. «Queremos que hagan comunidad, que se conozcan y haya un intercambio de ideas o vivencias». Porque aunque es un movimiento nuevo, «la competencia es el mundo», resalta.

El idioma que se habla durante el «coliving» es el inglés, «si no, ¿cómo nos entenderíamos gente de distintos países?», matiza el xabienco.

¿El coste? «Depende, porque varía del tipo de habitación o de la duración de la estancia. El coste es progresivo, a más tiempo más barato», responde Eduardo. La comida la aportan los huéspedes y la pueden realizar de forma compartida o individual, «depende de lo que cada uno decida», añade.

«Nosotros ofrecemos el apartamento totalmente equipado. Ellos sólo tienen que traer ropa y su portátil».

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats