Otro de los sectores en auge dentro de la economía colaborativa es el intercambio de habilidades o servicios. Personas que, por ejemplo, ofrecen su destreza para realizar trabajos de electricidad a cambio de que les confeccionen la declaración de la renta o de una clase de inglés, y viceversa. Es el denominado neotrueque y uno de sus problemas es cómo cuantificar el valor de los distintos trabajos.
Eso fue lo que inspiró a los impulsores de TimeCoin -literalmente «moneda del tiempo»- a diseñar su aplicación, que precisamente trata de facilitar este tipo de intercambios de habilidades con la creación de una divisa virtual. Un proyecto gestado a medio camino entre Alicante y Murcia por los hermanos David y Rodrigo García León, Gabriel Escámez y Emilio Romero, que verá la luz definitiva este próximo mes de julio.
«Nos dimos cuenta de que faltaba algo que unificara todas estas iniciativas, más allá de los bancos de tiempo o las monedas sociales que se han creado en algunos lugares», explica Romero. Además, esto permite que cada persona atribuya el valor que considere oportuno a sus conocimientos. Es decir, no tiene por qué valer lo mismo arreglar un ordenador, que planchar una camisa. «El precio, el número de «time coins» que quiere cobrar cada uno, lo fijará la propia oferta y demanda», señala el emprendedor.
Conscientes de las resistencias que existen hacia la economía colaborativa, lo primero que hicieron fue contratar a dos abogados y dejan claro que no son una empresa de ocupación: «nos limitamos a poner en contacto a personas», insiste Romero.
De hecho, no cobrarán ninguna comisión ni ninguna cantidad a los usuarios particulares (sí habrá modalidades de pago para empresas). Su modelo de negocio se basa en lograr una comunidad lo más amplia posible y rentabilizarla mediante la explotación de los datos estadísticos que generan. «Si llegamos al millón, será rentable», apunta. Se verá a partir del próximo mes.
