El Banco de España considera que las sucesivas reformas laborales no han resuelto la dualidad de un mercado en el que el nuevo empleo creado es fundamentalmente temporal, ante lo que ve necesario cambiar lo que desincentiva la contratación indefinida. En otras palabras, aboga por abaratar aún más el despido. En paralelo, la entidad urge a que se retome la senda de consolidación fiscal, interrumpida en 2015, a través de una racionalización del gasto público, de un aumento de la imposición indirecta (IVA e impuestos especiales) y de una revisión de las deducciones y bonificaciones que merman la recaudación.

La elevada tasa de paro y los altos niveles de deuda y déficit públicos son los principales desequilibrios que todavía hacen vulnerable a la economía española, según recoge el informe anual del Banco de España, que añade el endeudamiento de empresas y familias, la deuda externa y la baja productividad. En la presentación del informe, el gobernador de la entidad, Luis María Linde, advierte de que la tasa de paro se mantiene en un nivel «socialmente inaceptable», al tiempo que recuerda que la falta de trabajo ha sido el principal causante de las desigualdades de renta entre los españoles.

Para corregir un desempleo que corre el riesgo de convertirse en estructural, la entidad apuesta por reformar el mercado laboral para dar mayores facilidades para bajar los salarios cuando la situación económica lo requiera, promover los convenios de empresa y diseñar políticas activas que sirvan para que los parados de larga duración y con menos cualificación puedan volver a trabajar.

En el terreno fiscal, sostiene que la magnitud de los ajustes pendientes para sanear las finanzas públicas "es todavía significativa", después de que en 2015 la reducción del déficit se debiera en exclusiva a la mejora económica, ya que no se adoptaron medidas fiscales.