Todavía son muy minoritarias pero los escándalos protagonizados por las entidades financieras durante los años de crisis han provocado que cada vez un mayor número de personas se interesen por la denominada banca ética. Un subsector dentro del mundo financiero cuya principal característica es que garantiza a sus clientes que su dinero no irá a parar a grandes corporaciones que no respetan los derechos de sus trabajadores o financiar proyectos agresivos con el medio ambiente, sino a compañías con un impacto social positivo, que dan empleo a colectivos de difícil inserción o que fomentan la cultura.

De esta forma, durante el año pasado este tipo de entidades ya movieron más de 1.800 millones de euros en España y consiguieron fidelizar a 200.000 clientes, unas cifras que superan en un más de un 15% a las del ejercicio anterior, según se ha puesto de manifiesto esta mañana, durante la jornada que la Red Enclau ha organizado en las instalaciones de la Agencia de Desarrollo Local de Alicante para divulgar esta actividad.

Un acto que ha contado con la presencia de los responsables de las principales entidades del sector, como Triodos, Fiare Banca Ética o la Red Estatal de Finanzas Alternativas y Solidarias, además del director general de Economía, Emprendimiento y Cooperativismo, Francisco Álvarez, y la concejal de Empleo de Alicante, Sonia Tirado.

La presidenta de la Red Enclau, Esther Roig, ha destacado la importancia que tienen estas entidades para financiar a empresas de la economía social y también a los proyectos que ponen en marcha ONG o cooperativas de trabajo. Además, todo ello se consigue sin que estas entidades dejen de ser rentables y, de hecho, el sector de la banca ética cuenta con una tasa de morosidad de apenas un 7%, más de tres puntos por debajo de la que tienen las entidades convencionales.