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Nuevos tiempos, nuevas casas

La demanda de viviendas unifamiliares prefabricadas sube un 15% en Alicante

Nuevos tiempos, nuevas casas

¿Casas construidas sin hormigón, cemento y sin agua? ¿Edificadas en seco? Sí, mediante el ensamblaje de piezas previamente manipuladas en el taller y que después se trasladan a una parcela o solar donde se levantaría la edificación. La demanda de este tipo de viviendas prefabricadas, más pequeñas y de menor coste, vive un momento de auge en algunos países como Estados Unidos, Canadá o Japón como consecuencia directa de un periodo de larga crisis.

En España, este modelo está más desarrollado en Barcelona. Pero también en la provincia tiene su mercado. En el último año la demanda de las denominadas viviendas industrializadas viviendas industrializadasha crecido un 15% en relación al anterior, sobre todo en la costa y zonas de interior; y tiene entre sus principales usuarios al residente extranjero, explica Antonio Maciá, presidente del Colegio de Arquitectos de Alicante, y uno de los profesionales que ya está diseñando este tipo de proyectos en la provincia.

«Venimos de una época en la que se ha construido en exceso y en la que mucha gente quería una vivienda unifamiliar grande o chalet, de hormigón o metálica, que suponía altos costes. Tras el desierto que ha supuesto la crisis generalizadacrisis , las familias siguen necesitando una vivienda, pero ahora tanto el tamaño de la casa como la cantidad de dinero que están dispuestas a pagar no es tan grande», explica Maciá.

La dimensión media de una de estas viviendas suele ser de 90 o 100 metros cuadrados. Eso sí, el usuario que opta por este sistema tiene que tener una parcela o suelo donde instalarla, «aunque también puede aplicarse en reformas o ampliaciones de la casa, oficinas u otros establecimientos», matiza el arquitecto.

En obra nueva, la tasación media de vivienda libre en la provincia se situó en el primer trimestre del año, según datos del Ministerio, en los 1.228,70 euros el metro cuadrado; la de vivienda protegida bajaba a los 1.091,60 ?/m2 y la tasación media de una industrializada estaría en los 825 ?/m2 -al oscilar entre los 750 y los 900 ?/m2, dependiendo de los materiales-, detalla Maciá.

La industrializada es un concepto evolucionado de las más conocidas como casas prefabricadas surgidas a mediados siglo pasado «que aporta un diseño que puede englobar al resto de tipologías como la vivienda modular, porque se pueden agregar módulos al proyecto, o la "móvilhome", que se construye en el taller, se coloca sobre una estructura de ruedas, se transporta y se deja en la parcela», explica Antonio Maciá. En el modelo industrializado, la vivienda se levanta en el terreno, mediante distintas formas de ensamblajes.

La madera suele ser el material principal, «tanto en pavimentos como en paredes». Sin embargo, en el exterior, su utilización está limitada en esta zona «porque hay muchos cambios de humedad y mucho sol». La propuesta, entonces, para el exterior se centraría «en acabados más pétreos o la aplicación de pinturas sobre tableros ignífugos de madera», añade el arquitecto.

El nuevo modelo surge como respuesta a la crisis, con una demanda de menor tamaño y de costes, así como de adecuación a los requisitos criterios de eficiencia energética. Precisamente, este último aspecto ha sido un factor determinante en la reaparición y renovación de estos diseños. «Casi al mismo tiempo del inicio de la crisis, llegó a España un cambio de normativa muy drástico. Apareció el Código Técnico de Edificación, que entre otras cosas, marcaba unas exigencias térmicas y acústicas más elevadas de las que teníamos hasta el momento», añadía el presidente del Colegio de Arquitectos.

El escenario sectorial se iba configurando por una serie de factores técnicos exigidos y una demanda de casas «más pequeñas y más baratas, pero que no renunciaran a ningún concepto de habitabilidad y confort, además de cumplir con la normativa», explicaba Antonio Maciá.

Un contexto que parecía complicar y encarecer al aplicar estos criterios en construcciones de corte tradicional. Un reto para el colectivo de arquitectos, que también ha visto durante la crisis bajar drásticamente su actividad. «Cuando se ve que hay un modelo que se agota, en general, en el colectivo siempre hay gente que se lanza a proponer cosas nuevas e intentar cambiar las tendencias de lo que se construye, con nuevas funcionalidades y sistemas para la vivienda, que, sobre todo, se adapten mejor a la normativa de una manera diferente», subraya el técnico. Maciá sostiene que estas soluciones industrializadas «se adaptan con más facilidad al cumplimiento de la norma, dado que la mayor parte de las piezas se trabaja en el taller, donde se opera con más minuciosidad». Tanto las viviendas unifamiliares prefabricadas, como las modulares o industrializadas requieren un proyecto arquitectónico y la petición de permisos municipales, además de que tienen que cumplir con la normativa técnica e incluir el informe en el proyecto.

Los arquitectos diseñan el proyecto y trabajan con empresas constructoras que lo llevan a cabo. Y la demanda proviene de particulares o de promotores, aunque en este último caso, Maciá apunta que este sector «aún se muestra reticente».

Las constructoras que trabajan en estos proyectos industrializados para viviendas unifamiliares, personales, realizaban en la época del «boom» trabajos similares para viviendas en campings, otro de los orígenes de la vivienda industrializada. Los usuarios provienen, sobre todo, de las zonas de costa y el interior de Alicante, «menos en las zonas urbanas», añade Antonio Maciá. «De cada empresa que antes podía dedicarse al camping en la provincia, ahora hay tres, de las que 1,5 se sigue dedicando al camping y otras 1,5 a construir viviendas familiares de este tipo», detalla.

Para los arquitectos y los usuario este modelo emergente es «más versátil y libre».

Y en cuanto a la eficiencia energética, Maciá asegura que, al margen de los aparatos e instalaciones que se utilicen, otra de las soluciones es el propio diseño. «En una escala de 100, el 70% de la mejora energética puede conseguirse sólo con el diseño de los espacios y la edificación, el resto sería con aparatos», añade el arquitecto. Proyectando las fachadas y espacios de la casa para que recojan el sol en invierno y se protejan de él en verano. Esas son las claves. Además, los sistemas de ventilación cruzada en verano, complementarían las medidas de eficiencia energética. En realidad, en este caso, sería recuperar los sistemas de control de temperatura de las casas tradicionales.

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