La cultura de la rehabilitación empieza a calar en la provincia de Alicante. El progresivo envejecimiento del enorme parque de viviendas de la zona; la nueva normativa que obliga a pasar revisiones a los edificios de mayor edad, la falta de oferta de vivienda nueva o la mejora de la situación económica son algunas de las causas del actual florecimiento de una actividad que no ha dejado de crecer en los últimos años y que ya se sitúa en sus máximos de la última década.
Así lo indican los últimos datos del Colegio de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Alicante, que señalan que estos profesionales certificaron 945 intervenciones de reforma o restauración durante los primeros cuatro meses del año, un 28% más que en el mismo periodo de 2015 y la mayor cifra de la serie, que arranca en el año 2006. De seguir por esta línea, el ejercicio cerrará con 2.804 actuaciones frente a las 2.426 del año pasado o las 1.284 de 2011, el peor ejercicio para el sector desde que estalló la crisis.
Aunque la estadística no recoge la totalidad de las actuaciones -sólo las más significativas- supone todo un termómetro de la evolución de una actividad cada vez más presente en la mayoría de municipios de la provincia, donde las lonas para cubrir las fachadas ya empiezan a convertirse en un elemento más del paisaje. «Es lógico si tenemos en cuenta que el parque de viviendas de cierta antigüedad es cada vez mayor», apuntan desde Urbana de Exteriores, una de las principales firmas del sector en Alicante, que recuerda que aproximadamente un 40% de los inmuebles de la zona supera ya los 50 años de vida.
Pocas reformas integrales
En este sentido, desde la citada compañía aseguran que la mayoría de las actuaciones «se limitan a rehabilitar aquellos elementos estrictamente necesarios» -generalmente, la fachada- mientras que son pocos los encargos para reformar por completo algún edificio con el objetivo de darle nueva vida, como ya resulta frecuente en grandes ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia, donde Urbana de Exteriores realiza varios trabajos de este tipo. En el caso de Alicante, las pocas reformas integrales contratadas han ido aparejadas a la transformación del inmueble en apartamentos turísticos, otro negocio en boga en los últimos años gracias a la aparición de webs especializadas que permiten su explotación de forma sencilla.
También desde el Grupo Renovak destacan la especial incidencia de los trabajos de fachada en la provincia, una circunstancia que su director general, Fernando Arsenal, vincula a los efectos de la brisa marina. De ahí que sean los municipios costeros -Benidorm, la Playa de San Juan de Alicante o Santa Pola- los que acumulen un mayor número de proyectos.
Junto con el envejecimiento de los edificios, Arsenal también apunta como causas del aumento de la rehabilitación la falta de nuevas promociones de obra nueva durante los últimos años y la mejora económica, «que hace que las familias tengan más renta disponible para acometer estas obras». En parte, porque muchas de ellas no gastaron el dinero durante la crisis por miedo a lo que pudiera ocurrir y ahora disponen de algunos ahorros.
A pesar del avance, el presidente del Colegio de Aparejadores, Gregorio Alemañ, reconoce que esperaba un aumento aún mayor de la actividad con la puesta en marcha de las inspecciones obligatorias para los edificios de más de 50 años y las reformas que se introdujeron en el año 2013 para favorecer esta actividad y la reforma de los centros históricos. Por ello, critica la falta de decisión de las administraciones para poner en marcha programas ambiciosos de rehabilitación y lamenta también la falta de financiación por parte de los bancos. Desde el Grupo Renovak, no obstante, aseguran que se ha producido un cambio de actitud de la banca en los últimos seis meses a la hora de prestar a las comunidades de propietarios, lo que puede acelerar el crecimiento del sector.
