Tenía que ocurrir en un momento u otro. El desplome de la rentabilidad de los depósitos y la falta de alternativas seguras -que no impliquen acudir a la Bolsa- está provocando que cada vez un mayor número de alicantinos opte por dejar sus ahorros simplemente en la cuenta corriente del banco a la espera de mejores oportunidades. Tanto es así, que el dinero que los residentes de la provincia acumulan en la cartilla del banco -la misma donde tienen domiciliada la nómina o los recibos- ha alcanzado su máximo histórico y ya supera con mucho al guardado en imposiciones a plazo, hasta ahora el producto más solicitado por los ahorradores de la zona.

En concreto, de acuerdo con los datos oficiales del Banco de España, a finales del año pasado los alicantinos acumulaban 17.011 millones de euros en sus cuentas corrientes, lo que supone 2.444 millones más que en diciembre de 2014 y el mayor volumen de toda la serie histórica que ofrece el supervisor. Un incremento que, lamentablemente, no ha salido de lo que han podido guardar las familias en este tiempo, sino de los depósitos a plazo que se han cancelado y que no han sido renovados.

Y es que, en el mismo periodo, el volumen de estos últimos se redujo en casi 3.900 millones de euros -pasó de los 16.812 millones que sumaban en diciembre de 2014 a los 12.913 millones del cierre del pasado año-, una cantidad que mayoritariamente fue a engrosar el saldo de las cartillas de sus titulares y, en menor medida, a fondos de inversión.

Una evolución bastante lógica si se tiene en cuenta el recorrido de los tipos de interés que pagan las entidades por estos depósitos, que a finales de 2015 se situaba ya en un misérrimo 0,35% de media y que en abril había descendido hasta el 0,27%. Al respecto, cabe destacar que los bancos españoles se encuentran entre los que peor remuneran los ahorros de sus clientes en toda la eurozona, según un estudio del comparador Helpmycash.com, que señala que los tipos sólo son más bajos en Lituania, Estonia y Eslovenia; mientras que los ahorradores holandeses o los chipriotas reciben hasta un 1,5% anual.

La fiebre de los fondos se calma

Por otra parte, este sobredimensionamiento del ahorro guardado en cuentas corrientes también tiene mucho que ver con la ralentización que se ha producido en la contratación de nuevos fondos de inversión. Tras el espectacular trasvase de dinero que se produjo hacia este tipo de productos durante los años 2013 y 2014 -las gestoras captaron casi 70.000 millones de euros y dos millones de partícipes en toda España-, durante la segunda mitad del año pasado el flujo empezó a disminuir, conforme muchos clientes comprobaban que la rentabilidad de sus fondos no era la esperada y que, incluso, perdían dinero. Una tendencia que se ha consolidado en los primeros meses de este 2016.

En este sentido, según los datos de la propia patronal del sector, Inverco, la rentabilidad media de los fondos desde que comenzó este ejercicio se sitúa en el -1,01% y la acumulada en los últimos doce meses en el -3,39%. No les va mucho mejor a los que optan por los planes de pensiones, que pierden el 3,22% en un año.

No obstante, desde entidades como el Sabadell aseguran que, una vez superados los vaivenes de la Bolsa del comienzo de este año -que asustaron a muchos posibles compradores- en los últimos meses está volviendo a fluir el dinero hacia los fondos. Así, la entidad catalana acaba de cerrar con bastante éxito la campaña de ventas de uno de estos instrumentos con el capital garantizado y un plazo de siete años, que ofrecía un 0,8% de interés.

En cualquier caso, nada que ver con las cantidades de hace un par de años.