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El 21% de las empresas de autónomos de la provincia no superaban los tres años en 2015

La recesión impulsó a los emprendedores pero la falta de formación les dejaba fuera del mercado

David Juárez, en su nueva cafetería de Alcoy. Juani ruz

Lanzarse a la aventura de montar una empresa como autónomo tiene muchas aristas. Y más si se hace impulsado por la crisis. Las últimas cifras sectoriales a 31 de diciembre de 2015 indican que el 21,2% de las que se crearon durante la última etapa más recesiva en la Comunidad o en la provincia no superaban los tres años de vida, según las estadísticas de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA).

«Incluso, de 2011 a 2014 ha habido ejercicios en los que se ha registrado una media de firmas de emprendedores que apenas han durado año y medio», explicaba, por su parte, Javier Pastor, secretario general de la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA) en la provincia.

Estas eran las sociedades que «nacían por necesidad y morían por necesidad», añadía Pastor. La falta de preparación, «de proyecto o plan de viabilidad» les abocaba al fracaso en una dura época de descenso del consumo, apuntaban como factores determinantes de este alto índice de mortalidad entre las empresas de autónomos Javier Pastor, así como Rafael Pardo, presidente de ATA en la Comunidad. Otro dato que refleja la «excesiva rotación» que registra el mundo de los trabajadores por cuenta propia son las estadísticas de altas y bajas. El pasado año fueron 32.471 los emprendedores alicantinos que abrieron un negocio, pero también hubo 27.132 bajas. Por tanto, en realidad, las empresas creadas por autónomos fueron 5.339, según datos de UPTA.

En los años más duros de la crisis, muchos desempleados encontraban una alternativa en esta fórmula para poder salir adelante y hacer frente a las necesidades económicas de las familias.

Los servicios como refugio

El sector servicios era uno de los refugios. Abrir un bar o una cafetería se presentaba como una salida. «Pero, precisamente, el área de servicios es el más volátil y el más relacionado con el consumo». De ahí que negocios que se crearon durante la crisis, con una demanda muy contraída, acabaran en muchos cierres en los últimos años, apuntaba Rafael Pardo. «Algunos, tras año y medio abiertos tuvieron que cerrar. Y se quedaban muy mal. Nos hemos encontrado con auténticos dramas familiares, con pisos de padres o hijos embargados. Además, los bancos estaban muy intransigentes», subrayaba Javier Pastor.

El Gobierno central adoptó medidas para paliar la situación. Sin embargo, Pastor cree que con ellas no se pisaba la realidad. «Se quiso atajar el desfase de parados y se creó una burbuja del autónomo». Las bonificaciones cubrían un periodo corto de tiempo en un contexto de muy bajo consumo en el que la facturación era mínima y la inversión inicial elevada.

Durante los seis primeros meses había una bonificación del 80% de la base imponible en la cuota; seis meses más del 50% y otros seis, del 30%. Para los jóvenes menores de 30 años, la bonificación era del 30% los primeros 18 meses y para las emprendedoras, la ayuda era igual pero tenían que ser menores de 35 años, detallaba el representante de UPTA. Según Pastor los nuevos autónomos «iban muy ajustados. Si tienes unos beneficios de 640 euros y pagas más de 240, no tienes para comer», añadía.

Pero, además, también tenían que lidiar con las dificultades de acceso al crédito por parte de las entidades financieras. «Y con la morosidad, que se ha llevado a uno de cada cuatro autónomos. Algunos eran negocios viables, pero han tenido que cerrar por impagos», subrayaba Rafael Pardo, de ATA. Ahora, el consumo ha repuntado y el buen momento del turismo «nos ha ayudado mucho porque 2015 ha sido como un verano continuo», indicaba Pastor, Y «la mejor noticia es que los créditos han salido más baratos por la bajada de los tipos, aunque no es más fácil que el año anterior», apostillaba Pardo.

Sin créditos

Los autónomos han aprendido de esta crisis. «En los negocios en los que se cobra al contado, muchos están acostumbrándose a funcionar sin créditos», añadía el presidente de ATA en la Comunidad Valenciana.

Álex Guillén es uno de ellos. Comenzó en septiembre de 2013 «Álex Guillén AV», una productora audiovisual y empresa de comunicación que se dedica principalmente a realizar reportajes corporativos para las webs y redes sociales de pymes.

«Empecé con mis ahorros, invirtiendo todo mi paro en equipos y fondos para los pagos». Antes había trabajado para distintas televisiones locales de la provincia, una experiencia que, unida al aprendizaje que hizo con su padre como comercial, le ayudó a buscar los primeros clientes para montarse ya como autónomo en 2014. «Los inicios son difíciles, los bancos son difíciles y hay que echarle muchas horas y ganas». «La clave es buscar clientes. Hacer labor comercial porque puedes ser muy bueno, pero si no tienes clientes, no sirve de nada», incide.

Alex asegura que sigue sin pedir préstamos. Y con parte de los beneficios «me financio mis propios reportajes, sin más intención que hacerlos, mostrarlos, contar historias "guays" en la red, y hacerme un portfolio para el futuro». No obstante, admite que tiene que seguir ampliando la cartera de clientes para que su proyecto se mantenga bien en el mercado.

Segunda apuesta

El alcoyano David Juárez, de 37 años, también sabe lo que es «echarle horas». Hace apenas dos meses que regenta la cafetería New Coffe en Alcoy, pero esta es su segunda apuesta como emprendedor. «Hace 15 años monté una empresa de mayorista de regalos y salió mal». Siempre fue monitor de deportes y el último año ha trabajado en la hostelería.

«Cuando me lancé como autónomo la última vez, lo hice mal: sin proyecto, ni estudio de mercado. Ahora, con dos hijas, he hecho muchos números, he estudiado la zona y después de tres o cuatro meses fui a por todas porque, además, siempre tenía la espinita de tener una cafetería».

David encontró la oportunidad del traspaso del establecimiento y lo aprovechó. Invirtió en remozar el local y ahora se pasa el día sirviendo desayunos, cafés, meriendas, cenas... Tiene dos trabajadoras y siempre está pendiente de la demanda. «Intento tener el género que me pidan y dar buen servicio. He hecho cursos sobre cafés y estoy alerta para que esto funcione. Me gusta innovar y el trato con la gente; y exploto mucho la herramienta que supone facebook», asegura David. Tiene nueve mesas en la cafetería y prevé hacer una reforma para ampliar el espacio para servir al cliente. «Estoy sembrando para recoger en el futuro». Un futuro que - «tras sacrificar mucho para que funcione»- pasará por «ir a por la segunda cafetería».

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