Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El whatsapp puede esperar

Expertos piden estudiar posibles factores de riesgo laboral de la introducción de las nuevas tecnologías

Una persona conduciendo un automóvil, sin utilizar el sistema de «manos libres» para hablar por el teléfono móvil.

La introducción de las nuevas tecnologías en el mundo laboral ha modificado en muchos de los casos los modos y sistemas de trabajo. Unos cambios sobre los que los expertos en prevención de riesgos laborales están alerta por si a medio plazo algunos hábitos en el uso de los nuevos dispositivos tecnológicos se convierten en factores de «riesgos emergentes» que pudieran desembocar en accidentes o lesiones en un futuro para el trabajador, según apuntaban tanto Margo Martínez, técnica en prevención de riesgos laborales de la mutua Fraternidad-Muprespa como Javier Coderch, coordinador de prevención de Ibermutuamur en la Comunidad.

Tradicionalmente, se ha venido asociando la siniestralidad laboral a los accidentes que se registran en las obras. «Sin embargo la estadística nos dice que la mayoría no sólo se produce en el andamio», advierte Margo Martínez. El pasado año, se registraron en la provincia 1.195 siniestros en la actividad de la construcción, si bien en el sector del comercio (al por mayor y al por menor) los accidentes fueron 2.146, según los datos del Ministerio de Empleo. También en el área del transporte y el almacenamiento, los siniestros con baja fueron 914.

Una llamada al móvil o el aviso del whatsapp por motivos laborales mientras conduces, la localización de una dirección en el navegador del automóvil para entregar un envío, el trabajo con el ordenador portátil en trenes, en cafeterías o salas de espera de aeropuertos, son aspectos que habrá que ir teniendo en cuenta en el campo de la prevención, según advierten los expertos.

«No hay aún estudios que permitan identificar este tipo de causas con la siniestralidad laboral», advertía Coderch, aunque admitía que «sí es una sensación cuando vemos las tareas de trabajo». «Pueden ser nuevos factores de riesgo sobre los que hay que alertar y prevenir, en su caso». Porque la máxima de los técnicos es que «aquel accidente que no se produce, no cuenta. Y esa es una labor de la prevención», explicaba el coordinador de prevención de Ibermutuamur. Por su parte, Margo Martínez advertía de que algunas de estas prácticas «si las realizas en tu vida privada, es tu responsabilidad». Ahora, cuando estas se convierten en posibles factores de riesgo en tu ámbito de trabajo, «son las empresas las que tienen que estudiar las medidas de prevención adecuadas y los trabajadores cumplirlas. El whatsapp puede esperar mientras conduces», resume.

En el ámbito de la prevención, los cambios que viene registrando en los últimos años el mundo laboral aboca a ampliar el campo de acción. «Una empresa ya no es un centro de trabajo, un edificio exclusivamente. Hay personal que trabaja fuera de las oficinas (comerciales, teletrabajadores...) y también empleados que realizan más desplazamientos», según explicaba Margo Martínez. Al transportista tradicional, se sumarían ahora los trabajadores que tienen que viajar a otras partes del país o del extranjero a reuniones, jornadas... Porque el mundo de la empresa también se ha globalizado. «Y si la llegada de las nuevas tecnologías son herramientas ya imprescindibles», apuntaba Margo Martínez, «y tiene sus grandes ventajas; hay que estar alerta por si pueden interferir en la vida del trabajador», apostillaba Yaissel Sánchez, responsable de Empleo de UGT en l'Alacantí-La Marina.

Al igual que hasta ahora, entre las medidas de prevención se busca la ergonomía en el trabajo, se estudia la iluminación, la temperatura... en las oficinas. «Los servicios de prevención tienen que revisar los protocolos cuando se introducen nuevos riesgos laborales, aunque los trabajadores estén fuera de la oficina», subrayaba la técnico de Fraternidad-Muprespa.

¿Medidas? «Empresas, trabajadores y servicios de prevención deben implicarse en esta tarea. En primer lugar debe estudiarse el puesto de trabajo con cada incorporación tecnológica, evaluar el riesgo y encontrar la medida preventiva. Por ejemplo, si se proporciona un móvil a un trabajador, la empresa debe asegurarse de que el vehículo dispone de dispositivo manos libres instalado y que el empleado está informado de la obligatoriedad de usarlo. Si en la empresa saben que el operario está conduciendo deben evitar comunicaciones que no sean imprescindibles», explicaba Martínez. La distracción es uno de los principales riesgos cuando se conduce.

«Es conveniente que todos estos aspectos se estudien, se tomen medidas y se dé formación e información al trabajador», coincidían los expertos. En casos de accidentes de tráfico, «es difícil de determinar si en el momento del siniestro, el empleado hablaba por el móvil o utilizaba una pantalla de abordo», apostillaba Coderch. «Puede deberse a la velocidad, a falta de seguridad... Pero la primera causa de accidentes de tráfico son las distracciones», destacaba. De ahí la incidencia de los técnicos en tener en cuenta todos estos factores como posibles riesgos.

En la provincia, el pasado año un 16,9% ( 2.189) de los 12.756 accidentes laborales registrados fueron «in itinere» (el desplazamiento de casa al trabajo). Y de esos 2.189, dos fueron mortales y 38 graves. A ellos habría que sumarle los siniestros de tráfico que se producen durante la jornada de trabajo.

Por otra parte, «en los últimos tiempos ha surgido un nuevo factor de riesgo en el trabajo asociado con las de las nuevas tecnologías (TIC): el tecnoestrés», apuntaban Margo Martínez y Yaissel Sánchez. Esta última, responsable de Empleo de UGT en l'Alacantí-La Marina, alertaba de que «el uso de internet, la mensajería instantánea, las apps, los correos electrónicos, las redes sociales, tablets..; todo un múltiple mundo de herramientas que utiliza el trabajador en un ámbito exigente y rápido en la respuesta, puede llevarle al tecnoestrés -adicción a las tecnologías-». Según Sánchez, el empleado puede sufrir «"tecnoansiedad", "tecnofatiga" o "tecnoadicción" -variaciones de la primera- . Y eso puede traducirse en tensión o malestar al verse incapaz de asimilar toda la información que le llega». También advertía de que, «igualmente, puede incidir en el conocido síndrome del "trabajador quemado", que vive una elevada situación de estrés laboral». Por su parte, Margo Martínez ponía sobre la mesa que al «uso laboral que hacemos de las TIC se añade el particular. Hay que tener en consideración la suma de los tiempos que utilizamos en "estar conectados"».

Para la experta, «la línea que separa el tiempo que dedicamos al trabajo y el que debemos dedicar a la vida personal es cada vez más fina».

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats