El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, desgranó ayer una nueva batería de medidas expansivas con vistas a reactivar la economía de la eurozona y facilitar el cumplimiento de su objetivo de estabilidad de precios, que fija una meta de subida de precios algo por debajo del 2%, cuando en febrero el dato de la zona euro bajó al -0,2 %. De este modo, aunque el banquero italiano subrayó que la institución «no se ha quedado sin munición», Draghi considera que el énfasis debe trasladarse desde instrumentos de tipos de interés hacia otras herramientas «no convencionales». «El Consejo de Gobierno ha decidido medidas en busca de su objetivo de estabilidad de precios», declaró Draghi después de la reunión de política monetaria de la entidad, que rebajó desde el 0,05% al 0% el precio oficial del dinero, redujo al 0,25% el tipo de la facilidad de préstamo y recortó al -0,40% el de la tasa de depósito, es decir que los bancos tendrán que pagar ese porcentaje por tener guardado su dinero en el BCE.

En este sentido, el banquero italiano volvió a recurrir a la fórmula empleada habitualmente para garantizar que el BCE no tiene intención de cambiar su postura monetaria al afirmar que los tipos de interés permanecerán al bajo nivel actual «o a niveles más bajos» por un periodo prolongado de tiempo y más allá del horizonte proyectado para el programa de compra de deuda pública de la entidad.

Asimismo, el BCE sorprendió a los mercados al ampliar desde abril hasta 80.000 millones de euros, desde los actuales 60.000 millones, el volumen de sus compras mensuales, que mantendrá al menos hasta finales de marzo de 2017, siempre que las expectativas de inflación recuperen niveles adecuados al objetivo de estabilidad del BCE. Posteriormente, Draghi indicó que la entidad ha modificado el límite del 33% para cada emisión, ampliándolo hasta el 50%. Además, el Consejo de Gobierno de la entidad decidió incluir en la lista de activos a comprar bonos denominados en euros y con grado de inversión emitidos por «corporaciones no bancarias» establecidas en la zona euro, es decir empresas.

La decisión del BCE de desplegar estas nuevas medidas de estímulo se justificaría por el marcado deterioro de las expectativas de inflación y crecimiento para la zona euro manejadas por los técnicos de la institución en relación a sus anteriores pronósticos, publicados el pasado mes de diciembre. Así, Draghi anunció que la inflación de la eurozona se situará este año en el 0,1%, frente al 1% estimado en diciembre por los técnicos del banco central. En cuanto al crecimiento de la zona euro, las nuevas previsiones del BCE contemplan una expansión más débil, con un crecimiento del 1,4 % en 2016, frente al 1,7 % esperado en diciembre.