La productora de tomates Bonny ha alcanzado un acuerdo con la banca para refinanciar deuda por un importe superior a los 85 millones de euros, en una operación que se enmarca dentro del proceso de «desenganche» de Mercadona que la compañía emprendió hace tres años y que debería concluir el próximo mes de octubre. En este tiempo, la firma con sede en Mutxamel ha pasado de trabajar casi en exclusiva para la cadena de supermercados a un modelo en el que la base de su negocio está en la exportación, lo que le ha obligado a modificar los ciclos de sus cultivos para concentrar la producción en los meses de más demanda en Europa. Es decir, entre octubre y mayo, frente al suministro regular durante todo el año que exigía el contrato de interproveedor con Mercadona.
Este cambio de modelo ya obligó a la firma agroalimentaria a realizar ajustes en su plantilla y ahora el objetivo era adaptar su estructura de pagos a esta nueva realidad, según explicó a este diario su presidente, Jorge Brotons. Así, Bonny tendrá diez años más para devolver el dinero y los amortizaciones anuales se han dividido en dos plazos: el primero, de un 30%, en el mes de febrero y el resto en junio. Además, dispondrá de 29,8 millones de euros de nueva financiación para acometer sus planes, de acuerdo con el convenio registrado ante el juzgado de lo Mercantil número 1 de Alicante, y que ha contado con el respaldo del 94% de las entidades afectadas.
El importe total de la operación supera los 85 millones de euros, según las fuentes consultadas, aunque la compañía se negó a facilitar ninguna cifra. Se trata de la deuda de todo el grupo que, además de Bonny S.A. y Bonnysa Agroalimentaria incluye otras firmas como Bonnysa Heredad, Estret del Espartal, Explotaciones Agrícolas Cuevas del Almanzora o Saltadero.
Tras este paso, según Brotons, la empresa ya sólo tiene pendiente reestructurar la división de compraventa de frutas y verduras, con la que Bonny hacía de intermediario de Mercadona para la adquisición de otros productos, además de los que salían de sus propias plantaciones. Tras este paso, la tomatera quedará únicamente como un proveedor más de Mercadona.
Caída de ventas
Bonny optó rescindir el acuerdo de interproveedor que mantenía con Mercadona en septiembre del año 2013 con la intención de centrarse en la exportación, que consideraba más rentable, y también para potenciar sus gamas de productos elaborados -desde zumos a gazpacho, a tomate seco o rallado- para los que la cadena de supermercados ya tenía otros suministradores. La decisión ha supuesto una importante caída de la cifra de ingresos del grupo, que en el citado año facturaba unos 150 millones de euros y el pasado ejercicio lo finalizó con unos 110 millones. Sin embargo, según su presidente, esta caída se debe al parón que ha supuesto el cambio de ciclo de los cultivos y al haber dejado de realizar la citada intermediación.
No obstante, Brotons asegura que ya se ha tocado suelo y que prevé que la facturación del grupo se estabilice en esas cifras -alrededor de los 110 millones-, para remontar en los próximos años a medida que fructifiquen los numerosos acuerdos que se están firmando con cadenas europeas.
Al respecto, el ejecutivos asegura que este año la exportación ya supondrá el 80% de su negocio, con Reino Unido y Alemania como mercados más prometedores. En el primero de estos países Bonny suministra a Tesco o Sainsbury's, mientras que en el mercado alemán tiene a sus mejores clientes en Aldi o Edeka. Holanda o Francia son otros de los destinos hacia los que ya se dirigen los tomates de Bonny.
