Moisés Jiménez aseguró ayer que se marcha «satisfecho» de la gestión que ha realizado en los cuatro años que ha estado al frente de la patronal alicantina, a pesar de la delicada situación en que deja a la entidad, a punto de entrar en concurso de acreedores. «El único problema que no hemos podido resolver es el del centro de oficios, pero el resto se ha solventado», señaló, tras recordar que en este tiempo Coepa ha sido capaz de liquidar los 3,5 millones de euros que tenía de deuda financiera y los 900.000 euros que debía a sus proveedores, gracias a los recortes de plantilla y a laventaa de su histórica sede frente al Teatro Principal de Alicante.

«Estaba claro que ahora era un obstáculo y he preferido dar un paso atrás para facilitar un acuerdo», recalcó Jiménez en declaraciones a este diario, minutos después de su dimisión. Eso sí, también dejó claro que, «si ahora no se soluciona, también quedará claro que el problema no era yo». Al respecto, el ya expresidente de Coepa aseguró que no había recibido ninguna indicación directa por parte del Ayuntamiento de Alicante o del Consell exigiendo su marcha, «pero era evidente que la querían», apuntó. De hecho, tampoco él ha ahorrado críticas hacia los nuevos responsables de ambas administraciones en los últimos meses.

Quien ayer no quiso realizar ningún comentario sobre la dimisión de Moisés Jiménez fue el presidente de Cepyme, Cristóbal Navarro, que durante años se convirtió en su principal azote en las juntas directivas de Coepa, hasta que lograron expulsarlo de la organización tras un cambio de estatutos.